Hablar del ayuno entre algunos es como si éste no existiera, muchos creen que eso era parte del Antiguo Testamento, pero Jesús nos enseñó que es para este tiempo también. “Y Jesús les dijo: ¿Acaso los acompañantes del novio pueden estar de luto mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán” (Mateo 9:15). Dios nos manda a orar y ayunar, porque por medio del ayuno y la oración nos mantendremos firmes y libres de tentaciones. Cuando ayunamos y oramos, resistimos al enemigo. Dios nos da las fuerzas para no doblegarnos antes los ataques del enemigo. La palabra resistir, significa rechazar con fuerza una idea, una tendencia o una situación, o combatir las pasiones, y apetitos de la carne.
¿Cómo vamos a resistir al enemigo? Con ayuno y oración.
El ayuno y la oración nos dan la autoridad y poder para reprender demonios. Dios les dio autoridad a sus hijos para poder vencer todos los dardos del enemigo. Cristo nos enseña en Marcos 16:17 “En mi nombre echarán demonios.” A través del ayuno y la oración ejercemos autoridad por medio del Espíritu Santo de Dios. Ese poder divino se manifiesta por medio de la fe. Para que tú tengas fe, tienes que ayunar y orar fervientemente, ese acto de fe es la espada que liberta, sana y salva.
El ayuno y la oración son necesarios en la vida del creyente, porque rompe toda atadura y nos hace libres. Mientras estemos en la carne vamos a ser probados por muchas pruebas, mas con el ayuno y la oración podemos derribar toda atadura débil de la carne.
Nosotros corremos el peligro de contaminarnos con las cosas del mundo, porque estamos en el mundo, pero no formamos parte del mundo.
Debemos orar y ayunar para recibir esa limpieza espiritual de parte del Señor. Si en tu corazón hay pecados, raíces de amarguras del pasado, iras, contiendas, o debilidad pecaminosa de la carne, durante el tiempo de ayuno y oración, Dios empezará a reconstruir tu alma hasta dejarte construida (o) completamente.
El poder del ayuno y la oración es tan eficaz que nuestras mentes son renovadas y podemos ver con más claridad la dirección del Señor. En el ayuno, morimos a la carne, estamos más cerca de Dios, recibimos sanidad y nuestras peticiones son contestadas.
El Señor escogió el mejor ayuno y nos lo comparte para que sus hijos lo hagan parte de sus vidas.» El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura?
¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes? Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del Señor te seguirá.
Llamarás, y el Señor responderá; pedirás ayuda, y él dirá: “¡Aquí estoy!”» Si desechas el yugo de opresión, el dedo acusador y la lengua maliciosa, si te dedicas a ayudar a los hambrientos y a saciar la necesidad del desvalido, entonces brillará tu luz en las tinieblas, y como el mediodía será tu noche” (Isaías 58:6-10).
Hay promesas en las palabras que Dios nos imparte. Dios nos promete que en cualquier necesidad; Él estará ahí respondiéndonos de inmediato. Si estamos enfermos; Él nos sanará. Cualquier necesidad; Él nos dará favor y gracia para realizarla. El ayuno nos sana de la ceguera espiritual y nos permite volver a ver las cosas diferentes con los ojos del Padre.
El ayuno y la oración nos sirven de refugio en tiempos difíciles, también nos aumenta las fuerzas para poder pelear contra las artimañas del enemigo en el nombre de Jesús, El anhelo del Padre, es que estés despierto (a) en ayuno y oración para que no caigas en tentación.
La renovación que se realiza cuando ayunamos y oramos, nos hace más que vencedores en el nombre de Jesús. Mi oración para ti hoy es que cobre ánimo, no te detengas, prosigue a la Meta que es Jesús. Agárrate de Cristo; en Él hay fortaleza.
Oro para que el Señor te fortalezca en tiempo del ayuno y la oración, y que, a través de éste, Él te dé dirección para seguir corriendo la carrera de la fe. Queridos hermanos, oro para que te vaya bien en todos tus caminos y goces de buena salud, así como prospera tu alma en el Señor.