¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, Yo nunca me olvidaré de ti! He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de Mí están siempre tus muros.
Hay momentos que la desconfianza, el miedo,y el temor, nos proporcionan preocupaciones cuando vemos las injusticias; y el caos en nuestros medios. En medio de tanta contrariedad, llegamos a pensar que el enemigo está ganando y Dios nos ha abandonado. Dios es el mismo de ayer, hoy y para siempre, Él nos prometió que nunca nos abandonaría. Cada amanecer Dios ensancha Su amor y misericordia hacia nosotros. Sé que has pasado por muchas situaciones, pero recuerdas que Dios nunca te ha olvidado. Recuerdas también que, todas las cosas obran para bien y “aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar. El Señor Todopoderoso no se ha olvidado de ti, sino que te ha esculpido en Sus manos porque te ama y te dice:
Porque Yo Soy el Señor tu Dios, Yo agito el mar, y rugen sus olas; el Señor Todopoderoso es mi nombre. He puesto mis palabras en tu boca y te he cubierto con la sombra de mi mano; he establecido los cielos y afirmado la tierra, y he dicho a Sión: “Tú eres mi pueblo”». Por eso escucha esto, tú que estás afligida; que estás ebria, pero no de vino. Así dice tu Señor y Dios, tu Dios, que aboga por su pueblo: «Te he quitado de la mano la copa que te hacía tambalear. De esa copa, que es el cáliz de mi furia, jamás volverás a beber.
“Grabada te llevo en las palmas de mis manos; tus muros siempre los tengo presentes.”
¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! Mira, las tinieblas cubren la tierra, y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos. Pero la aurora del Señor brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria! Las naciones serán guiadas por tu luz, y los reyes, por tu amanecer esplendoroso.
“Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: «No temas, que Yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces las aguas, Yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. Yo Soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador”.
Oración:
Gracias, padre Eterno por tu gran amor. Gracias porque me has esculpido en las Palmas de tus Manos. Perdóname cuando siento temor, ayúdame a depositar todas mis cargas y temores en ti. Padre Eterno, me regocijo en tu presencia porque eres mi Dios y mi Señor. Gracias porque siempre estás conmigo. Gracias porque me has llamado por mi nombre. Gracias porque yo soy tu hija/hijo, y Tú eres mi Padre. Padre Eterno,Tú eres Esperanza mía, y Castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. ¡Cuán grande es tu amor! Te amo mi Dios y mi Señor. Amén.
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