Humildes y Soberbios
Jesús es el mayor ejemplo de humildad y de Él tenemos que aprender cada día. Dios anhela que todos vivamos “en armonía los unos con los otros. Romanos 12:16 nos dice: No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben”.
En la humildad está el comienzo de toda sabiduría. Cuando somos humildes recibimos mayor gracia de parte de Dios, en cambio, a los arrogantes y soberbios; Dios los mira de lejos. “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos” (Salmos 138:6-8). Dios no le quita los ojos a los humildes y Su gracias está sobre ellos. “Pero Él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Santiago 4:6).
Recibimos muchas bendiciones de parte de Dios con tan solo ser humildes de espíritu. No es así con los soberbios, los soberbios piensan que lo saben todo por lo cual, no se quieren someter a nadie; no están dispuestos a aprender de Dios ni mucho menos de los hombres. Los humildes están siempre atentos a aprender de las instrucciones y sabiduría de Dios, en cambio, lo soberbios piensan que son autosuficiente y no necesitan a Dios para realizar algo.
A la verdad, todos necesitamos ser humilde para que Dios se acerque a nosotros. Necesitamos la enseñanza y sabiduría divina, porque es la que nos va a conducir a una vida plena con Dios. Una persona humilde se esfuerza cada día en buscar la manera de reflejar el carácter de Cristo en su vida. La persona con un corazón obediente y humilde como el de Jesús, obtiene la gracias y el favor de Dios. Sigamos el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo para obtener Su gracia y Su favor. “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5).
Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Colosenses 3:12
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