1 Samuel 1-28
Escrito el 15 de Octubre de 2011
Muchas veces en medio de los desafíos de la vida pasamos por situaciones que solamente Dios es el Único que puede resolver. Algunos se apoyan en la ciencia y tecnología de hombre, otros escogen cruzarse de brazos y esperar a ver lo que pasa. Mas otros se refugian por fe en el Señor Todopoderoso.
La pregunta que nos hacemos en tiempos de dificultad es ¿Qué haríamos para sobrepasar los obstáculos? ¿Qué hiso Ana para sobrepasar su esterilidad? En el caso de Ana, ella estaba pasando por una esterilidad, pues no podía dar hijos.
Una esterilidad se puede reflejar en muchas áreas de nuestras vidas. Hay esterilidad en los negocios que no salen hacia adelante, en la vida espiritual sin frutos y en los sueños nunca realizados.
Una cosa que he aprendido y es que la esterilidad no es para siempre para los hijos de Dios. El Todopoderoso, Jehová de los Ejércitos, el que todo lo puede y no hay nada imposible para Él, siempre tiene a Su tiempo el fruto que tú necesita. Solamente debemos encomendarnos al Señor y confiar plenamente en su palabra y aferrarnos pon fe.
Él concederá las peticiones de nuestros corazones. “Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará” (Salmo 37: 4 -5).
Te hago de nuevo la pregunta ¿Qué hiso Ana para sobrepasar su esterilidad? Dice la Palabra de Dios que ella se levantó a adorar a Dios. Ella dejó las amarguras que quedaba atrás y prosiguió a buscar a Dios.
Ana se cansó de sentirse una víctima, se cansó de no dar frutos. El Señor tiene todo en orden, ya Él tenía al profeta Eli en el momento indicado para culminar el deseo de Ana.
Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí observaba sus labios y pensó que ella estaba ebria. No te sorprenda cuando andes en problemas y te sientas sin fuerzas, el enemigo va a criticarte, mas es necesario estar siempre firme y no aceptar lo que el enemigo te dice.
Me llama la atención que cuando Ana fue a adorar a Dios y plantearle sus problemas, ella se vació y derramó su alma angustiada ante la presencia del Señor. Hermanos es necesario vaciarnos de toda las basuras que cargamos para luego ser llenados con la Palabra de Dios.
Cuando Ana le explicó al profeta Eli que su alma estaba angustiada, él le dijo:–Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. Luego Ana se fue por su camino, comió y no estuvo más triste.
Ella dio un paso de fe y decidió hacer un pacto con Dios. Ella decidió buscar a Dios por medio de la oración. Hacer pacto con Dios significa que Dios está de nuestro lado en todo y nosotros estamos de Su lado en todo.
Hacer pacto con Dios significa que Dios estará pendiente al cuidado de aquellos que decidieron hacer pacto con Él de todo corazón.
Hacer pacto con Dios significa que lo que Él nos da, nosotros lo devolvemos a Él como ofrenda fragante de agradecimiento. Ana pasó casi toda su vida amargada porque no podía tener hijos, mas cuando oró al Señor por medio de un pacto, ella se lo dedicó a Él y eso le agradó a Dios.
El Señor Jesucristo tiene la habilidad de cambiar tus lamentos en bailes con Su paz. Cuando salió Ana del templo, se fue llena de las promesas del Señor. Hermanos es necesario vaciarnos de toda impureza y de toda carga y presentárselas al Señor para así poder caminar en libertad.
Cuando nos entregamos al Señor de todo corazón, recibimos libertad y el gozo vuelve a reinar en nuestras vidas. Dice la palabra que Jehová se acordó de Ana. Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, «por cuanto –dijo– se lo pedí a Jehová».
Escúchame ahora, Ana fue una mujer de palabra, ella hiso un pacto con Dios y lo cumplió. El niño por el cual deseó, ella lo dedicó como ofrenda de gratitud al Señor o sea, ella solamente lo tuvo en un corto tiempo.
El niño se quedó para servir a Jehová junto al sacerdote Elí. Ana como madre pudo aferrarse a su hijo y cambiar de parecer, pero cumplió su promesa a Dios.
Ana confió en las bendiciones que Dios tenía para ella. Ella ya estaba pensando sin límites. Ella pensó: “si le presento este hijo al Señor, se que Él me dará más.”
Esa es la actitud que debemos copiar. La actitud de Ana fue una de fe, ella confió plenamente en Dios. Quizás tu matrimonio no anda como tú quiere y piensas que no hay solución, pues mira, te diré que sí hay solución.
Decide hacer pacto con Dios para la restauración de tu matrimonio y de tu familia, Él te responderá en el nombre de Jesús.
Hay esterilidad en tus negocios y no ve los frutos que esperaba, empieza hacer pacto con Dios. Pruébalo en eso, y verás cómo Él te bendecirá con Su doble Porción.
Piensas que tu vida espiritual necesita una doble porción, empieza hacer pacto con Dios.
Ana hiso un pacto con Dios y Él la escuchó. Ese pacto de fe al Señor le agradó. Dios bendijo a Ana con una doble Porción de Su amor concediéndole cinco hijos. Ella intercedió en grande y le creyó al Señor. Ana oró por un hijo y Dios le dio seis hijos.
Dios contestó lo que Ana le pidió. Hermanos, el Dios de Ana es el mismo Dios de ahora, Jehová de los Ejércitos, Él nunca cambia. Dios es el mismo ayer hoy y para siempre. Nosotros cambiamos, pero Él nunca cambia.
Hoy el Señor te ofrece la oportunidad a que confíe en Él con todo tu corazón y toda tu mente y sin dudar, pues no hay nada difícil para Él. Cuando no había camino, Dios abrió camino en el Mar Rojo para que los israelitas pasaran en seco.
Él mandó pan del cielo para que los israelitas no se mueran de hambre en el desierto, Él sanó a la hija de Jairo, sanó a los endemoniados, levantó a Lázaro de la muerte, sanó a Ana de su esterilidad, cuánto más a ti.
Levántate y limpia tus lágrimas porque no es tiempo de llorar, es tiempo de alimentarte con la palabra de Dios para que vea los frutos que Dios tiene preparado para tu vida.
Debe de entender que la mano de Dios está al control, y que solo Él puede cambiar tu circunstancia y quitar tu dolor como lo hiso con Ana. Quizás te desespera y te angustia porque no ve las respuestas de tus peticiones a tu tiempo, pero es al tiempo del Señor.
Ana perseveró en sus peticiones y recibió muchas bendiciones después. Recuerda también que una petición no contestada no quiere decir que el Señor no te ha escuchado, al contrario el Señor siempre está al tanto de nuestras oraciones.
Dios siempre desea algo mejor para cada uno de nosotros y su poder no tiene límites, Él es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, Efesios 3:20-21
Escrito para www.ministeriosdesanidad.org
Bendiciones