Estaba enfermo cierto hombre llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta. María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos. Las hermanas entonces mandaron a decir a Jesús: “Señor, el que Tú amas está enfermo” (Juan 11:1-3).
El Señor no solamente amaba a Lázaro, las escrituras tambien nos dice en el libro de Juan 11:5 que Jesús tambien amaba a Marta, a María como tambien a Lázaro”. En otras palabras, debemos de entender a fondo las razones por la cual había una comunión con ellos, cuando leemos las escrituras podemos darnos cuentas que Jesús ejercía gran influencia en las vidas de estos hermanos. Ellos amaban a Jesús, y les servían con gran devoción. Estos hermanos hospedaban al Maestro en su casa cuando Él iba de paso hacia Jerusalén, también, Marta y María aparecen en el evangelio de Lucas 10:38-42. No podemos dejar de mencionar cuando María ungió los pies del Maestro. Aun con todas estas influencias y conexiones maravillosas, hubo una gran necesidad en ese hogar, Lázaro había muerto y las hermanas se encontraron entre la espada y la pared. Jesús no estaba en el momento en que más lo necesitaban, eso era lo que ellas pensaban. Una cosa doy por seguro, es que el Maestro estuvo al control de la situación todo el tiempo.
Cuando medito en esta escritura rápidamente pienso la influencia que ejercen en la familia aquellos hombres y mujeres en autoridad, especialmente en momentos difíciles. Lo primero que se nos viene a la mente es buscar a esa persona que nos puede ayudar, apoyar y a sacarnos de apuros. Recuerdo cuando era niña, cerca de mi casa vivía un policía llamado Sánchez, él era famoso en mi comunidad por su honestidad, seriedad y por mantener el orden público. Cuando había un conflicto, rápidamente buscaban a Sánchez para resolverlo. Este respetado policía ejerció gran influencia en las vidas de muchos padres puesto que los jóvenes andaban derechitos, ellos sabían que si entraban en problemas en el hogar o en la comunidad, las madres lo llevaban a Sánchez.
En esta escritura podemos notar que Jesús tenía mucha influencia en las vidas de María, Marta y Lázaro. El policía Sánchez tenía un amor especial por su comunidad, Jesús tenía un amor muy especial hacia esos hermanos y siempre estuvo velando por ellos. Él vela por Sus hijos como tambien, vela por aquellos que deciden buscarle en espíritu y en verdad. Si tú nunca le has entregado tu alma al Señor, todavía estás a tiempo. Una vez que recibe al Señor en tu corazón, y confiesa con tu boca el Plan de Salvación, tu nombre estará escrito en el Libro de la Vida. El Señor nunca te dejará ni mucho menos llegará tarde en momentos de tempestad. Recuerda, confesar al Señor es un asunto serio, no es de la boca para fuera, debemos alimentarnos cada día con la palabra de Dios, llevar una vida agradable a Él de manera que las cosas que antes hacíamos en el mundo, en los caminos de Dios no deben de existir.
Hermanos y amigos que me leen, déjame decirte, en los momentos difíciles, en momentos en que pensamos que Dios nos ha abandonado, es cuando más cerca Él está para socorrernos. Dios tiene una manera de resolver las más complicada situación, es ahí donde Él muestra Su poder, Su amor y Su gloria. El Señor conoce nuestras situaciones y problemas, para Él no hay nada oculto, Dios conoce tu situación, como tambien te brinda la salida para que salgas bien, porque “sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su Propósito son llamados” ( Romanos 8:28). Jesús sabía lo que tenía Lázaro, si leemos en el libro de Juan podemos confirmar cuando “Jesús respondió a las hermanas de Lázaro: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios” (Juan 11:4). En otras palabras, el Señor sabía muy bien lo que estaba pasando con esa familia, Él camina por caminos misteriosos que no logramos entender. María y Marta se encontraron en una situación muy difícil y llegaron a pensar que Dios se había olvidado de ellas. Estas mujeres pensaron que su situación no tenía remedio, aparentemente, ya no había esperanza. Una vez más el Señor el Todopoderoso, mostró Su poder dándole la victoria en medio de la dificultad.
Si te encuentras en una situación difícil donde no hay esperanza y no sabe qué hacer, hoy el Señor te dice: “No me he olvidado de ti”.
Jesús te ofrece la Medicina para tu vida hoy, decídete a tocarlo con fe. Perdona a aquel que te ha ofendido. El perdón te sanará y será libre en el nombre de Jesús de Nazaret. Hoy extiendo una invitación que cambiarás tu vida, si decide entregarle tu alma al Señor, te aseguro que no será igual. Cuando lea estás palabras de salvación, léela de todo corazón, creyendo que Dios se ha acordado de ti y nunca llega tarde.
Oración de salvación:
Señor Jesús, vengo a Ti así como soy; una pecadora (o) me arrepiento de todos mis pecados, límpiame de toda maldad. Padre Celestial, lávame con tu preciosa sangre y seré limpio. Reconozco que eres el Hijo de Dios y que moriste por mí. Gracias por el sacrificio en la Cruz del Calvario. Señor hoy me entrego a ti, te entrego mi corazón, úsame para tu gloria y escribe mi nombre en el Libro de la Vida. Entra a mi corazón, te acepto como mi Señor y Salvador espiritual de mi vida, en el nombre de Jesús. Amén.
Si decidiste convertirte en un cristiano en el día de hoy, bienvenido a la familia de Dios. Ahora, como una forma de crecer más cerca de Él. Comparte tu experiencia con otras personas de tu nueva fe en Cristo. Bautízate como lo ordenó Cristo. Pasa tiempo con Dios cada día, simplemente desarrolla el hábito diario de orar y leer su Palabra. Pídele a Dios que incremente tu fe y te de comprensión de su palabra; aplícala en tu diario vivir. Encuentra una iglesia local en la que puedas adorar a Dios.
El Señor te dice: “No me olvidé de Lázaro ni tampoco de ti”
por Bv. Flores
www.ministeriosdesanidad.org