Tenemos la Palabra de Dios como meta y a nuestro Señor Jesucristo como centro. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos. 10:17).

Por fe voy hablarle a mis sueños, a mis metas como si existiesen. Si tengo a Cristo en mi corazón y lo pongo a Él como centro de mi corazón, mis direcciones y mis metas no fracasarán.

La Palabra de Dios es vida y vida en abundancia, en ella hay poder, pues es una Espada de doble filo.

Hermanos, cada vez que decidimos poner a Dios como centro de nuestras vidas, Su palabra viene acompañada con lo que Él quiere hacer en nosotros, de manera que la palabra de Dios es la que nos instruye y nos capacita para que nuestra fe sea aumentada.

Es necesario que un creyente camine por fe, piense por fe, hable por fe para ver los milagros de Dios obrando a su lado.

El Señor Jesucristo le agrada ver a un hombre y mujer de fe, Él se mueve por medio de la fe o sea, si la persona tiene fe, se realizan los milagros, en cambio si no la tiene o dudas, no pasará nada.

Jesús se maravilló y ayudó aquellos que tuvieron mucha fe. Él le dijo a la mujer cananea y al centurión “Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas. Y su hija quedó sana desde aquel momento” (Mateo 15:28).

“De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe” (Mateo 8:10). Tanto la mujer cananea como el centurión decidieron poner al Señor como centro de sus vidas, ellos comprendieron que sin fe, es imposible agradar a Dios. Hebreos 11:6

Cuando agradamos a Dios por medio de sus palabras, Él trabaja a nuestro lado en todas nuestras metas y anhelos.

Si Dios está de nuestro lado, nosotros debemos estar siempre en comunión con Él. El anhelo del salmista, era buscar al Señor día y noche, porque él sabía que sin la dirección del Señor, estaría perdido.

En este nuevo año, muchos escribieron sus metas y resoluciones para ejecutarlas, muchos escribieron el nombre de Dios como centro de sus metas, otros no.

Hermanos, es necesario poner la palabra de Dios como meta y a nuestro Señor Jesucristo como centro de todo lo que vamos a realizar.

Su palabra es la que nos va a dar las herramientas necesarias para trabajar de acuerdo al plan que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Si ponemos a Dios como centro de nuestras vidas, Él por su misericordia nos bendecirá con Su palabra que nos servirán como guía hacia el triunfo.

Depositemos todos nuestros temores en Él, confiando que en Su Nombre todas las cosas pueden ser posibles siempre por medio de la fe.

La palabra de Dios, es la que nos sostiene para llegar a la meta fuertes. “Mi escondedero y mi escudo eres Tú. En tu palabra he esperado. ¡Apartaos de mí, malignos, pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios! Susténtame conforme a Tu palabra y viviré; no quede yo avergonzado de mi esperanza. Sostenme y seré salvo, y me regocijaré siempre en Tus estatutos” (Salmos 119: 114-117).

“Mas buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33)

Bendiciones


Autora del libro “Venciendo los Miedos por fe: Corre para ganar”, está disponible en Amazon Kindle Edition | https://amzn.to/3Mz5Ztw

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