“En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme” ( Hechos 12:1-8, RV60).
Pedro estuvo preso en la cárcel y Jehová de los Ejércitos estaba con él guardándolo del mal. Cuando Dios envió Su ángel para sacar a Pedro de la cárcel, el ángel le dijo: “Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme”. Nótese que Dios envió su ángel, pero Pedro para salir de la cárcel, tuvo que hacer de su parte para obtener su libertad. Dice que para el salir de la cárcel, tuvo que levantarse, y cuando se levantó sus cadenas cayeron. Otra cosa que hizo fue ceñirse o sea en este caso Pedro se ciñó la ropa, y se ató las sandalias; se envolvió en su manto y siguió al ángel.
En la vida es necesario poner de nuestras partes cuando nos encontremos en diversas pruebas. A veces pensamos que Dios hará todo a favor nuestro, pero es necesario que nosotros también pongamos de nuestra parte para poder pelar nuestras batallas. Pedro estaba preso, Dios mandó un ángel para sacarlo de la prisión; el ángel hizo su parte; pero Pedro, tuvo que realizar su parte también. Hermanos, en la vida, tenemos que poner de nuestra parte, en otras palabras, sabemos que, si ponemos nuestros problemas en manos de Dios, Él va a tomar control y nos ayudará. Nosotros haremos lo posible; pero Dios hará lo imposible. Durante el proceso, vamos a orar, ayunar, alabar a Dios, perdonar, y descansar en Él. Esperar por fe creyendo que Dios peleará nuestras batallas; esa es la parte que nos corresponde hacer. Tenemos que poner de nuestras partes y no quedarnos con los brazos cruzados. Hay personas que quieren trabajar, pero no se mueven para buscarlo, muchos piensan que Dios va a bajar del cielo para llenarle una aplicación de trabajo. Hay cosas que nosotros mismo podemos hacer como levantarnos, buscar y llenar una aplicación de trabajo. Hermanos, para vivir una vida victoriosa, tenemos que ser diligentes y esforzados y en cada paso que demos; ser guiado por Dios poniéndolo en Su mano para todo para que todo nos sarga bien.
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