Queridas hermanas, oro para que les vaya bien en todos sus asuntos y gocen de buena salud, así como prosperan espiritualmente. 3 Juan 1
A todas las madres intercesoras del Ministerio Madres en Cadenas Unidas en Oración por sus Hijos.
Le doy las gracias a Dios por su obediencia, dedicación y apoyo en el Ministerio. Hemos visto cómo Dios ha obrado en nuestros hijos y continuará haciéndolo si nos mantenemos firmes en ayuno y oración así como el Señor todopoderoso nos lo reveló.
Debemos seguir creyéndole a Dios por fe y declarando las palabras derramadas a nuestros hijos en Jeremía 29:11 “Porque Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” Y también en Jeremías 1:4 “La palabra del Señor vino a mí: «Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones. »Yo le respondí: « ¡Ah, Señor mi Dios! ¡Soy muy joven, y no sé hablar!» Pero el Señor me dijo: «No digas: “Soy muy joven”, porque vas a ir adondequiera que Yo te envíe, y vas a decir todo lo que Yo te ordene.”
No tengo palabras para agradecerle a Dios lo que Él está haciendo aquí en este lugar con nuestros hijos y los hijos de cada familia de esta comunidad. Hemos sido testigo de cómo Dios los ha rescatado de las drogas, de la desobediencia, y de las enfermedades. Hemos visto cómo Dios por Su misericordia se ha acordado de nuestras oraciones, no porque lo merezcamos, sino por su misericordia y por las oraciones que rompen cadenas. Hemos visto cómo Dios ha ayudado a nuestros hijos en el aprovechamiento académico con sus notas, también hemos visto el interés de nuestros hijos en conocer más Su palabra. Gracias Señor por escucharnos, a ti sea la gloria, la Honra y el Honor. Continúa usándonos como instrumentos en Tus Manos para Tu gloria. ¡Aleluya! Gracias Señor. Tuyo es el poder, Tuyo es la gloria por los siglos de los siglos ¡Amen!
Gracias Señor porque una vez andábamos perdidos y Tú por tu misericordia nos recataste, ¡Aleluya! Gracias porque las cosas que antes hacíamos, ya no las volvemos hacer, ya Tú las borraste, estamos paradas en la Roca de nuestra salvación. ¡Aleluya!
Cuando nos paramos en la Roca que es Cristo nada ni nadie nos podrá separar de su amor. “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?… Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:35; 37—39, RV 1960).
En el amor de Cristo,
Bennie
1 Septiembre del 2013