La falta de perdón ocasiona amargura y la amargura siempre pone a la persona en esclavitud. Una persona amarga es resentida y se irrita por cualquier cosa debido a las raíces de amarguras y a la falta del perdón.
Cuando experimentamos una herida enormemente profunda, no parece posible perdonar. Cuando vivimos una vida aferrados a heridas anteriores, nos estamos restringiendo de la libertad que se nos pagó en la Cruz.
La falta de perdón nos impide avanzar en la vida. Debemos perdonar porque es importante para DIOS. Dios envió a Su Único Hijo a pagar el precio de nuestros pecados. De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor.
DIOS nos proporciona el poder suficiente para perdonar. Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y, donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
2 Corintios 3:17 Nueva Versión Internacional (NVI)/ Colosenses 3:13/ Hechos 3:19 | NVI
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