No tenemos que esperar el Día de Acción de Gracias para dar gracias al Señor. Deberíamos estar agradecidos en todo momento y en todas nuestras circunstancias.
Todos estamos expuestos a las tormentas de fuertes ráfagas, pero eso no significa que esas ráfagas nos van a destruir. Dios nos da la autoridad en el nombre de Jesús para decirles a esos vientos que estén quietos. Cuando clamamos a Dios, Él nos responde por Su misericordia. Esta es la confianza que tenemos en Él, que, si pedimos algo de acuerdo con su voluntad, Él nos escucha: y si sabemos que nos oye, cualquier cosa que le preguntemos, sabemos que tenemos las peticiones que deseamos de Él. ¡Gracias Padre!
Ya sea en buenos o malos tiempos, debemos de agradecerle al Señor. Es difícil dar gracias al Señor cuando enfrentamos adversidades, pero sabemos que en todas las cosas Dios obra para el bien de aquellos que lo aman, que [a] han sido llamados de acuerdo con Su Propósito. No importa lo que esté en tu camino, Dios tiene el control, dale gracias. ¡Él es digno de ser alabado! ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya, Amén!!!
La Biblia está llena de ordenanzas para dar gracias a Dios. En las Escrituras, el apóstol Pablo escribió: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús”. Esto significa que no tenemos que esperar una ocasión especial para dar gracias al Señor, en todo tiempo darle las gracias al Señor nuestro Dios. Da gracias con un corazón fiel, canta al Señor con todo lo que está en ti, porque Él es nuestro Padre, Él es digno de toda nuestra adoración. Amén.
Alabado sea el Señor. Den gracias a Jehová, porque Él es bueno; Su amor perdura para siempre Salmo 106: 1
Oremos;
Padre mío y Dios mío, vengo ante Ti con un corazón lleno de gratitud por todo lo que has hecho en mí. Gracias Señor por mi salvación. Gracias por mi familia. Gracias por mi esposo, que Tú escogiste para mí. Gracias por mis hijos, declaro en el nombre de Jesús que ellos te adorarán en espíritu y en verdad, y Tú los bendecirá. Gracias por mis hermosas hermanas y hermanos que me has dado. Gracias por los padres que elegiste para mí. Gracias por mis sobrinos y sobrinas, declaro en el nombre de Jesús que ellos te servirán y Tú los bendecirá. Gracias por mi padre espiritual. Gracias por mis amigos. Gracias por mis vecinos. Gracias por mi trabajo y mis estudiantes. Gracias por los padres de mis alumnos. Gracias por mis enemigos, Tú nos mandas a bendecir a nuestros enemigos. Gracias Padre Eterno por guardar mi entrada y mi salida.
Desde lo más profundo de mi alma te agradezco, Padre Eterno. Gracias, Espíritu Santo. Te bendigo Espíritu Santo. ¡Amén!
Y tú, ¿Tienes razones para darle las gracias a Dios?