Cuando Jesús comenzó Su Ministerio, Él enseñaba en las sinagogas y en aldeas, anunciando el Evangelio de Dios. Aparte de la enseñanza, Él les brindaba sanidad a los enfermos. “Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del Reino, y sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente. Su fama se extendió por toda Siria, y le llevaban todos los que padecían de diversas enfermedades, los que sufrían de dolores graves, los endemoniados, los epilépticos y los paralíticos, y Él los sanaba” (Mateo 4:23-24).
Cuando leemos el libro de Mateo, podemos percibir la manera que él nos habla acerca del poderoso Ministerio de Sanidad de Jesús de manera de secuencia. El libro de Mateo nos cuenta que vino un leproso y se postró ante el Señor diciendo: ¡Señor, si quieres, puedes limpiarme! Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: Quiero. ¡Sé limpio! Y al instante quedó limpio de la lepra (Mateo 8:2-3). Luego de ese gran acontecimiento de Sanidad Divina, “al atardecer, trajeron a Él muchos endemoniados. Con Su Palabra echó fuera a los espíritus y sanó a todos los enfermos, de modo que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías, quien dijo: Él mismo tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades” (Mateo 8:16-17).
“Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Él la extendió, y su mano fue restaurada sana como la otra” (Mateo 12:13). “Y cuando los hombres de aquel lugar lo reconocieron, mandaron a decirlo por toda aquella región, y trajeron a Él todos los que estaban enfermos. Y le rogaban que solo pudieran tocar el borde de Su manto, y todos los que lo tocaron quedaron sanos” (Mateo 14:35-36). “Entonces fue traído a Él un endemoniado, ciego y mudo; y lo sanó, de manera que el mudo hablaba y veía” (Mateo 12:22). “Entonces se acercaron a Él grandes multitudes que tenían consigo cojos, ciegos, mancos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a los pies de Jesús, y Él los sanó” (Mateo 15:30). “Grandes multitudes lo siguieron, y las sanó allí” (Mateo 19:2). Gracias Padre Eterno.
Oración:
Padre Eterno, tu Palabra nos recuerdas que Eres el Dios Fiel y Verdadero a tu pueblo, Tú ha prometido sanidad a tu pueblo y eso lo confirma Jeremías 33:6 donde dice: “Sin embargo, Yo le traeré salud y sanación; sanaré a mi pueblo y le permitiré gozar de abundante paz y seguridad”. Gracias Padre por tus promesas, las recibimos y la creemos por fe en el Nombre de Jesús. Amén.
Mensaje de Dios www.ministeriosdesanidad.com
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