Cuando leemos y escudriñamos la Palabra de Dios (La Biblia), encontramos muchos Milagros de sanidad Divina desde el principio hasta el final. Dios es todo amor. Aunque no merezcamos Su amor, Su misericordia siempre está y estará extendida hacia nosotros. La misericordia de Dios y Su poder no cambia, Dios es el mismo de ayer, de hoy y para siempre por los siglos de los siglos.

El Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el mismo Dios que nosotros estamos clamando hoy. Él tiene el poder para restaurar y enderezar lo que está torcido. También el mismo Dios, tiene el poder para salvar al que anda perdido y sanar al que está enfermo. Por fe creemos que el mismo Dios de ayer, está realizando milagros Divinos hoy. Yo lo creo en el nombre de Jesús.
Hay personas que no creen porque todavía no han conocido la fe y en lo que Dios puede hacer en sus vidas. La duda es el obstáculo de la fe. Un obstáculo a la fe es la condición que pone impedimentos a nuestra confianza en Dios y paraliza que obedezcamos Su voluntad. Cuando una persona pone en duda lo que Dios puede hacer, no va a recibir nada. En cambio, la fe es lo que te hace creer que Dios obrará a tu favor. La fe es lo que te sana. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” ( Hebreos 11:1). Empieza a cree por fe y llénate de la Palabra de Dios. Porque creíste recibe tu milagro en el nombre de Jesús. Te invito a leer y a meditar con todo tu corazón lo que Dios tiene para ti acerca de la Sanidad Divina que menciona la Biblia. Pidámosle al Señor que nos aumente la fe y poner nuestra confianza en el Poder Sanador de Dios:
“Por tanto, pondréis estas Mis Palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos. Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra. Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que Yo os prescribo para que los cumpláis, y si amareis a Jehová vuestro Dios, andando en todos sus caminos, y siguiéndole a Él, Jehová también echará de delante de vosotros a todas estas naciones, y desposeeréis naciones grandes y más poderosas que vosotros. Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro; desde el desierto hasta el Líbano, desde el río Eufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio. Nadie se sostendrá delante de vosotros; miedo y temor de vosotros pondrá Jehová vuestro Dios sobre toda la tierra que pisareis, como Él os ha dicho. He aquí Yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que Yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que Yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido” (Deuteronomio 11:18-28 Reina-Valera 1960 (RVR1960).
“Si escuchas con atención la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto delante de Sus ojos, y prestas oído a Sus mandamientos y cumples todos Sus estatutos, jamás te enviaré ninguna de las enfermedades que les envié a los egipcios. Yo soy el Señor, tu Sanador” (Éxodo 15:26).
“Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y Él bendecirá tu pan y tus aguas; y Yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y Yo completaré el número de tus días” (Éxodo 23:25-26).
“Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados. Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren” (Deuteronomio 7:14-15).
Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada” (Salmos 91:9-10 (RVR1960).
Oremos: Amado mío y Dios mío, gracias por el cuidado que Tú por tu misericordia tiene hacia nosotros. Enséñame a estudiar, comprender y memorizar tu Palabra, para saber utilizarla a tiempo y fuera de tiempo. Padre Eterno, quiero que Tu Palabra forme parte en mi diario vivir. En el nombre de Jesús, creo que Tu Palabra oh, Dios es y será “medicina a mi cuerpo, y refrigerio para mis huesos. Señor, en el nombre de Jesús creo que me sanaste porque clame a TI y me sanaste. Me rindo completamente a Ti oh, Dios. Tú estás al control de mi vida y el último reporte viene de Ti Padre Eterno, Señor de señores y Doctor de doctores. Señor, Tú eres mi Sanador. Recibo sanidad en el nombre de Jesús. Amén.
Jehová Dios mío, a Ti clamé, y me sanaste” ( Salmos 30:2).

Palabra de Dios
www.ministeriosdesanidad.org


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