“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu. Vuélveme el gozo de Tu Salvación, y espíritu noble me sustente” (Salmos 51:10-12 (RVR1960).
Antes que nada le doy las gracias a Dios, Cirujano por Excelencia, el que está en control de todas nuestras necesidades, a Él sea la gloria y la honra por los siglos de los siglos. El Señor es grande y maravilloso y poderoso y no hay nada imposible para Él. Dios está al control de todas nuestras situaciones, está en nosotros si le vamos a creer por fe. La fe es la que nos fortalece y nos anima a creer, las dudas es la que nos brinda inseguridad y miedo. Esperando al cirujano que me iba a leer el resultado de los exámenes de mi rodilla, me encontraba un tanto preocupada pero antes de que él entrara en la sala de espera, el Espíritu Santo me confortaba y me decía “No Temas Yo Estoy al Control”. Mis ojos se aguaron de lágrimas por haberme sentido tan insegura a tal manera que le pedí perdón al Señor por mis dudas. Y en verdad, a todos en momentos difíciles de nuestras vidas hemos sentido miedo, la pregunta es ¿Qué vamos a hacer con el miedo? Si vamos a permitir que éste nos domine o vamos a confiar por fe en el Señor.
En esos momentos de debilidad física es necesario fortalecer nuestro espíritu por medio de la Palabra para cuando el enemigo ataque, no darle cabida en el nombre de Jesús. Orar sin cesar. Cuando el doctor entró para hablar conmigo y mi esposo, él me miró y miró el resultado de los exámenes y me dijo: “Yo quiero que me digas si sientes dolor en tu rodilla, ¿por qué duraste tanto tiempo con tu rodilla así? Todavía no puedo explicar, debido a que el menisco de tu rodilla estaba partido por muchos años, ¿cómo tú pudiste funcionar todo este tiempo? Le di las gracias a Dios y meditaba en mi corazón. La cirugía marchó bien a tal manera que el mismo día me enviaron a mi casa. En las primera semana sentía deseo de salir a correr, la terapia resultaron muy beneficiosas y para la gloria de Dios, mi recuperación resultó bajo el Control del Señor como Él lo prometió. Les doy las gracias a Dios y a mis familias por orar por mi operación y mi recuperación.
Durante mi recuperación, el Señor habló a mi vida de una manera especial y lo voy a compartir con todos ustedes para que sea de gran bendición como lo ha sido conmigo. Lo que el doctor me dijo asombrado es que “cómo pude funcionar con el menisco partido por tantos años” El Señor es quien da la fuerza para continuar y nunca te dejará caer si continúa creyéndole, “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:29-31 (RVR1960).
Lo que Dios me mostró es que Él por Su misericordia siempre va a estar al control de nuestras situaciones si creemos por fe, porque para Él no hay nada imposible, todo es posible para aquél que cree y confía en Dios. Pude funcionar con el menisco roto por muchos tiempos, esa fue la enseñanza más importante, debido a que una persona pude funcionar con un menisco roto, puede funcionar con una sola mano, sin los dos ojos, sin un riñón pero no pude funcionar sin el corazón. Es por eso que debemos cuidar el corazón. El Señor nos dice a todos: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23 (RVR1960).
Cuando guardamos el corazón lo cuidamos de emociones desfavorables e inversas al plan de Dios. Guardamos nuestro corazón para que no se alojen resentimientos, iras, celos, envidias o raíces de amarguras.
Oremos:
Señor, guarda mi corazón de rencores. Padre Eterno, guarda mi corazón de alojar amarguras. Padre Celestial, guarda mi corazón del enojo y la ira. Padre amado, yo reconozco que a veces mi corazón se daña, yo he sido el culpable de permitir basura en mi corazón, pero ahora mismo en Tu Nombre oh Jehová, guardo mi corazón y me presento ante la Cruz de Jesús. Renuncio a un corazón sucio. Yo renuncio a un corazón de resentimiento. Padre Eterno, crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. Hoy he decido guardar mi corazón, estar alerta para que nada ni nadie lo lastime o lo dañe. Clamo vida a mi corazón en el nombre de Jesús, mi corazón brota la vida y con un corazón limpio vengo ante Tu presencia y recibir Tus bendiciones Amado mío y Dios mío. Hoy recibo un corazón limpio para poder entrar con acción de gracias ante Tu presencia Padre mío y Dios mío. Gracias Jesús Por purificar mi corazón. Gracias amado mío por tu perdón y por Tu amor, no lo merezco, pero Tu misericordia es para siempre. Gracias Padre. Amén.
“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás Tú, oh Dios” (Salmos 51:17 (RVR1960)
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