Quizás has pensado que tus problemas son grandes, pero si lo deposita a Dios; Él se hará cargo de ellos. Dios quiere que descansemos y nos enfoquemos en lo que Él va a hacer a nuestro favor. Sabemos que los problemas van y vienen, pero no podemos sumergirnos en ellos; Dios nos dice: “estas cosas os he hablado para que en Mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
Confiemos en nuestro Señor Jesucristo, Él fue despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:3-5).
El enemigo pensó que se había salido con la suya, pero Jesús le aplastó la cabeza y venció a la muerte al tercer día; todo lo hizo por amor a ti y a mí. Si Dios venció; nosotros somos más que vencedores en Cristo Jesús Señor nuestro. Por tanto, en momentos de angustia, tristeza, enfermedad, o necesidad, agarrémonos de nuestro Dios. Que las situaciones o vicisitudes de la vida no nos alejen o desanimen para buscar a Dios en oración. Por tanto, ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Si te sientes cansado y arropado de problemas; clama a Dios y Él te responderá. 2 Corintios 4: 8-9 nos alienta que: “estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos” (Romanos 8:37-39).
No te preocupes, créele a Dios y Su Palabra, pon tu mirada en Él y descansa en Él; porque Dios Padre, Dios Hijo y Su Santo Espíritu; pelean tus batallas. “Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel” Isaías 12:6
Mensaje de Dios www.ministeriosdesanidad.org
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