Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré Yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. Jeremías 18:1-6
Jeremías 18:1-6 es una enseñanza que va dirigida no solamente al profeta Jeremías, sino también a todos nosotros. En esta enseñanza, Dios se representa como el Alfarero; y nosotros como el barro. Dios le dio cuatro órdenes a Jeremías para que cumpliese lo que Él le quería enseñar, entres las cuales fueron: “Levántate, vete a la casa del alfarero y escucha y observa. La obediencia a Dios es muy importante en la vida del creyente, si no obedecemos, es probable que nos vaya mal o perdamos la visión que Dios nos quiere dar. A veces sucede que, queremos hacer las cosas por nosotros mismos sin escuchar al Señor.
Cuando Dios trabaja en nosotros, lo hace de muchas formas y en el caso de Jeremías, Él le dio una orden donde le revelaría un mensaje muy vital en su ministerio; como también en su vida. En el Verso 18, podemos percibir que Jeremías obedeció la voz de Dios y se fue a la casa del alfarero. La actitud y obediencia de Jeremías es la que todos debemos imitar. Dios es quien nos direcciona y nos envía para hablar y expandir el Evangelio. Cuando Jeremías llegó a la casa del alfarero, él pudo percibir que la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Cuando leemos el libro completo de Jeremías recibimos una gran revelación de cómo Dios usó al profeta Jeremías como instrumento para Su gloria y honra. Para que Jeremías sea usado por Dios, él tuvo que dejarse moldear por las Manos de Dios; y obedecer y escuchar la voz de Él.
Tenemos que dejarnos moldear por Dios, obedecer y escuchar Su voz; para poder ser instrumentos de Él. Dios es nuestro Alfarero y Él trabaja en nosotros para transformarnos en una vasija hermosa, limpia y sin mancha para dar testimonio de Su Palabra. No podemos darnos el lujo de permitir que nuestras vasijas se eche a perder; aun así, nuestro Dios es tan misericordioso que nos recoge y nos moldea de nuevo cuando a Él vamos. Tenemos que meternos en la oración, creer y obedecer Su Palabra; observar y estar alerta para no caer. Si queremos obedecer a Dios y ser como Cristo, debemos dejar que Dios nos moldee y obre en nosotros. Hay bendiciones cuando obedecemos a Dios, pero también, hay consecuencias cuando no lo obedecemos como le sucedió a Jonás. Dios le dijo a Jonás: “Levántate, ve a la gran ciudad de Nínive”. Jonás desobedeció a la voz de Dios y se pagó su propio pasaje, yéndose hacia otra ciudad; y no a la ciudad que Dios le había dicho que fuera.
Muchas veces pagamos nuestros propios pasajes y nos va mal, por no obedecer a la voz de Dios. Es por eso que, debemos estar prestos a la voz de Dios y obedecer. La diferencia entre Jonás y Jeremías fue que, Dios le dio una orden a Jeremías y él la obedeció. Jeremías escucho la voz de Dios y salió de su silla cómoda, la accionó; y Dios lo bendijo de gran manera. Hay bendición cuando obedecemos a Dios.
Hoy Dios viene a decirnos a todos que, Él es Fiel y Verdadero; y cumple Su Palabra. “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Números 23:19). Todo lo que Dios nos dice por medio de Su Palabra y Su Santo Espíritu tiene un propósito; y bajo Sus Propósitos estamos formados y moldeados por Él para obedecer Sus Mandamientos. Dios es nuestro Creador y nuestro Padre Celestial, somos obra en Sus manos. Él es nuestro Alfarero, el Creador de nuestras vidas. Dios quiere bendecirnos y prosperarnos de gran manera.
Y yo me pregunto: ¿Cómo está tu vasija? Así como Dios llamó a Jeremías para que vaya a la casa del alfarero, también te llama a ti en este día. No importa cuán quebrada estés tu vasija, Dios te brinda la oportunidad para moldearte, repararte, sanarte y darte Su paz. Dios tiene la compasión y misericordia de recoger las vasijas rotas, desechas, afligidas, adictas, abandonadas; y enfermas, para restaurarlas para Su obra. Debemos obedecer a Dios, Él nos promete moldearnos y hacernos hermosas vasijas en Sus Manos para que llevemos frutos; y brillar en Su Luz admirable. Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10 Andemos firmes y ni un paso atrás, para poder gozar de las bendiciones que Dios tiene para cada uno de nosotros.
Mensaje de Dios
Escrito por: Bv. Flores
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