Soy nueva criatura.jpgB. Flores

              Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires” (Efesios 6:12). No estamos luchando contra carne, estamos luchando contra principados y malicias espirituales en el aire de maldad. Como cristianos ¿cómo vamos a luchar? ¿Cómo nos vamos a proteger? La protección está en la armadura de Dios.

La Palabra de Dios se asemeja como una espada. Es con la palabra de Dios que vamos a apagar y derribar todo los dardos encendidos en los aires de maldad. Es necesario entender que estamos viviendo en los postreros días y es de suma importancia, es un deber estar armados con las armaduras de Dios cada día. El arrepentimiento y la conversión son las bases para convertirse en un guerrero de Dios. El arrepentimiento liberta, cambia y transforma al ser humano. El arrepentimiento es una renovación del corazón y la mente.

El arrepentimiento provoca que lo que hacíamos antes, ya no lo hacemos más. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). El arrepentimiento le agrada a Dios. El arrepentimiento es un don de Dios. El arrepentimiento es importante porque: Dios lo manda:

            “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; (Hechos 17:30). El arrepentimiento es necesario para la vida eterna: “Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ha dado Dios también a los gentiles arrepentimiento para vida. (Hechos 11:18). El arrepentimiento es necesario para el perdón. El Señor Jesucristo  no puede perdonar tus pecados a menos que te arrepientan de todo corazón y deje el camino de perdición. El apóstol Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. (Hechos 2:38)

Oremos:

 Señor Jesús, yo soy un pecador y hoy me arrepiento de todos mis pecados, por favor lava mis pecados con la sangre preciosa de Jesús, yo me aparto de todos mis pecados y te recibo en mi corazón como mi Señor y Salvador, por favor escribe mi nombre en el libro de la vida del Cordero, y por favor envíame al Espíritu Santo para que Él me ayude a vivir en santidad, establece tu palabra en mi corazón y protege mi corazón. En el poderoso nombre de Jesús yo soy nacido de nuevo hoy amén.

 Escrito el 24 de febrero 2014


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