Extiende tu Mano

Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle. Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle. Marcos 3:1-6 Reina-Valera 1960

La Palabra de Dios nos habla en Marcos 3:1-6 acerca de un hombre que se encontraba en la sinagoga donde Jesús había entrado. El hombre estaba enfermo, y dice la Biblia que él tenía una mano seca. Este hombre estaba a punto de presenciar un milagro creativo de Dios. Tal vez escuchó los milagros, maravillas y prodigios sobre Jesús hacia otras personas; pero nunca pensó que Jesús lo podría sanarlo también. La manera y el escenario donde se encontraba el hombre fue como una presa de parte de los fariseos para poder acusar al Maestro. Dentro del escenario y las intenciones malévolas de los fariseos, el hombre no sabía las intenciones de ellos, pero Jesús sí.

Todo obra para bien, lo que nunca se iba a imaginar el hombre de la mano seca; era que iba a recibir su milagro de parte de Dios ese día. El hombre no solamente tenía una mano seca, pero también, fue un instrumento de manipulación para los fariseos, ellos no tuvieron compasión hacia él, pero Jesús sí la tuvo. Dios es un Dios Omnisciente, Él conoce el pensamiento y el corazón del hombre. Jesús cuando vio al hombre tuvo compasión de él y le brindó su sanidad, como también, les demostró a los fariseos Su gran poder.

La historia de este hombre era que tenía una mano seca y esa era su necesidad; probablemente, él andaba sediento por recibir de Dios en si vida. La sequedad de él era física y vino Jesús y le dio vida a su vida como también a su mano. Yo no sé cuál es tu sequedad, pero hoy Dios viene a darte vida y te sumerge en Su río de agua viva y nos dice a todos: “Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno” (Isaías 55:1). Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que desea, que tome gratuitamente del agua de la vida” (Apocalipsis 22:17).

Así como el hombre extendió su mano seca hacia Jesús, y él la restauró y le dio vida, así mismo, extiende tus manos y recibe sanidad en el nombre de Jesús. Tu situación no tiene que ser igual a la del hombre de la mano seca, hay sequedades en el hogar, el matrimonio, en la familia, con los hijos, en los negocios o en la vida espiritual. Hoy el Señor nuestro Dios anhela que extendamos nuestras manos hacia Él para recibir Sanidad, compasión y provisión.

“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38, RV60).

¡En el Nombre de Jesús, extiende tus manos con fe; y recibe lo que le estás pidiendo a Dios!

Mensaje de Dios
www.ministeriosdesanidad.com


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