El apóstol Pablo dice, “ora”. Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos. Efesios 6:18
Tenemos que cubrirnos en oración y orar por nuestras vidas, nuestras familias, y nuestra nación. La oración es poderosa y llega a nuestras vidas cuando creemos por fe. Todos tenemos un testimonio de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas cuando oramos o cuando alguien ora por nosotros. Yo creo en el poder de Dios, de modo que, soy testigo de lo que Dios ha hecho en mi vida cuando clamo a Él en oración. A los pocos meses de nacida adquirí difteria, una enfermedad bacteriana aguda y altamente contagiosa que causa inflamación de las membranas mucosas; que por poco me quita la vida. Según cuenta mi madre, que ella oraba y clamaba a Dios de rodillas, y Dios le contestó con sanidad para mi vida. En medio de la adversidad por la que estaba atravesando mi madre, en vez de cruzar los brazos y ponerse a llorar, ella se puso a guerrear en ayuno y oración; y Dios la escuchó. Ella no estaba sola orando, había un pueblo unido en oración, dice la Palabra de Dios:
“Porque donde dos o tres se reúnen en mi Nombre, allí estoy Yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).
La oración es el campo de batalla del creyente. Cuando la iglesia no ora, le estamos dando al enemigo una puerta abierta para robarnos, matarnos y destruirnos. Por otro lado, si oramos, Dios nos ayuda, nos fortalece y nos brinda Su paz. ¿Qué creen que estaban haciendo todo el día Josué y los hijos de Israel cuando marcharon siete veces alrededor de la gran muralla de Jericó? Ellos estaban unánimes orando y clamado a Dios. Dios nos manda a orar porque la oración es la que nos hace más que vencedores. El apóstol Pablo nos dice en 1 Tesalonicenses 5:17: “Orad sin cesar”. La oración es algo en lo que el Señor espera que hagamos constantemente, de modo que, la oración debe ser algo que podamos hacer en todo momento y en todas las situaciones. Cuando nos mantenemos en una actitud de oración, estamos conectados con Dios y nada puede separarnos o desconectarnos de Él.
La oración nos conecta con Dios. David era un hombre conforme al corazón de Dios, él sabía que la oración era el verdadero campo de batalla de todos los asuntos de la vida. Durante toda su vida, David confió en el Señor por su seguridad y su provisión en todo tiempo. A pesar de que muchas veces David le falló a Dios, él se acercaba a Dios arrepentido y lo buscaba en oración.
El apóstol Pablo también nos exhorta a orar “con toda oración y súplica por todos los santos”. Ore por cada área de su vida y todo lo que le corresponde. Oren los unos por los otros. Cuanto más oramos en el Espíritu, más fuerte experimentamos el poder de la unción del Espíritu. Es la unción que rompe todo yugo de esclavitud y nos liberta de toda cadena y de toda enfermedad. Cuando clamamos a Dios en oración, el enemigo tiene que huir. Cuando oramos, Dios nos cubre y nos libra del enemigo. Revistámonos cada día con el poder de la oración para no caer en las trampas del enemigo.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Efesios 6:11
“Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová” (Isaías 54:17).
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7
Oremos por las familias, los hogares, los lideres; y las naciones. Oremos por los doctores y enfermeras pero sobre todo; por la pronta recuperación de los enfermos en los hospitales. Clamamos sanidad sobre cada enfermo en los hospitales en el Nombre de Jesús.
Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman.” (Salmos 122:6-9).
Mensaje de Dios Escrito por Bv. Flores www.ministeriosdesanidad.com