Las águilas, antes de levantar vuelo, esperan en la montaña aquella corriente de aire propicia que en dirección al cielo les permita elevarse a grandes alturas. Aquellos que siguen a Dios, se mantienen atentos, escuchando su voz, en comunión con Él mediante la oración, prestos a captar sus señales. Todas ellas son para nosotros, lo que el viento para el Águila: la dirección para movernos hacia la voluntad del Señor.
Todos experimentamos cansancio… ya sea físico, emocional o espiritual. Isaías nos recuerda que, aunque nos fatiguemos, el Señor, el Dios eterno y Creador de toda la Tierra, no desfallece, ni se fatiga con cansancio (v. 28). Dios da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. (v. 29)
¿Cómo te sientes hoy? Si la fatiga te ha llevado a olvidar la presencia y el poder de Dios, podrías hacer una pausa y recordar su promesa: “Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas. Aquí. Ahora. Exactamente dónde estamos.
Escucha
“Pero los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:31)
Escrito por: Pastor Felipe Antonio B.
Escrito originalmente para www.ministeriosdesanidad.org