Jesús, por Tus llagas fuimos nosotros curados.
Él fue herido por nuestras transgresiones y molido por nuestras iniquidades; el castigo que nos trajo paz fue sobre Él, y por sus llagas fuimos nosotros curados. (Isaías 53:5)
Fuimos salvados y sanados por la preciosa sangre de Jesús.
Su sacrificio nos dio redención, sanidad y vida eterna. En Él encontramos la paz que el mundo no puede dar, y por Su amor inmenso somos hechos nuevos. ¡Gloria a Su Nombre!
www.ministeriosdesanidad.com