El odio es un veneno que mata el alma, las personas que lo posee están enfermas física y espiritualmente. El odio destruye y causa muchas divisiones, esto significa que no solamente afecta la salud de la persona, sino que daña gravemente los vínculos familiares y de toda una nación.
Todo acto malvado empieza en la maquinación de la mente. Las maquinaciones son planes previamente causado por el odio, estos actos de maldad ya han crecido en el corazón del ser humano causando dolor a una persona o comunidad. Mi pregunta es la siguiente: ¿Cómo vamos a orar por esas personas? Ya no es una sorpresa ver en las noticias las destrucciones causada por el odio hacia los demás.
Es necesario unirnos en oración y orar para que esos corazones cargado de odio sean transformados por el poder de nuestro Señor Jesucristo. Cuando leemos acerca de la conversión de Saulo en Hechos 9 podemos ver la grandeza y poderío de Dios y lo que Él por Su gracia y misericordia puede hacer con un corazón lleno de odio. La palabra de Dios nos dice lo siguiente en Hechos 9:1-19 (RVR1960).
“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que, si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo Soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar Mi Nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque Yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi Nombre.
Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco”.
Cuán grande es el amor de Dios hacia nosotros que, aun siendo pecadores, Él nos amó. “En esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. (1 Juan 4:10).
Dios tuvo compasión con Saulo y le dio la oportunidad de cambiar su vida de tal manera que hasta su nombre le cambió. Sabemos que estamos viviendo en tiempo peligroso, pero esto no significa que vamos a colgar la toalla y vamos a dejar de orar. Dios es el mismo de ayer, hoy y para siempre, Él es el mismo que le brindó otra oportunidad a Saulo para que él caminara por el buen camino y llevara Su Palabra. El corazón de Saulo respiraba odio, pero Dios lo cambió a uno de amor.
El odio siempre ha existido por eso no nos debemos sorprender, la maldad siempre ha existido. Hoy parece que la maldad esta cogiendo impulso, incluso la palabra de Dios nos dice que “por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.”Mateo 24:12 (RVR1960)
“Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; (Lucas 6:27).
Oremos: Padre Eterno, Padre Celestial, Dios todopoderoso. Ayúdanos a perseverar en tu amor. Ayúdanos a tener dominio propio en cada situación y cómo responder con palabras de sabiduría. Ayúdanos a ser muy lentos para la ira y grande en misericordia. Padre Eterno, guarda mi corazón en tu amor. Que podamos llevar testimonios del amor de Dios a los demás. En el nombre de Jesús, Amén.
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