Esperé En Tu Palabra. Salmo 119:147

¿Cuántos de nosotros en algún tiempo de nuestras vidas nos hemos desvelados durante la noche por razones de preocupaciones? 

Muchas veces el enemigo nos hace pensar que la situación es grande y nos ahogamos en un vaso de agua. Nos enfocamos tanto en el problema que hasta se nos olvida quiénes somos en Cristo y a cómo clamar a Él.  Si tú amas a Dios, cree por fe en Su Palabra, y le sirve de todo corazón en espíritu y en verdad, tus problemas serán como nada en la mano de Dios.

El salmista David también pasó por situaciones muy difícil pero aprendió a buscar al Señor porque él sabía que en Dios podía encontrar la solución a todos sus problemas. 

Salmo 119: 147  David escribió al señor sus problemas, dice la palabra que David clamó a Dios en busca de una repuesta y dijo: “Me anticipé al alba y clamé; esperé en tu palabra”.

Todos sabemos por las situaciones difíciles que David atravesó en su vida, también nosotros hemos pasado por situaciones difíciles donde solamente la intervención de Dios es la que nos ha sacado a flote.

En las pruebas y tribulaciones no podemos sobrellevarlos por nuestras fuerzas, el Señor es el Único que puede consolar y alivianar nuestras situaciones por más grande que éstas se vea.

En medio de su situación, David siempre buscó consuelo en el Señor especialmente en la noche, donde nos dice en el siguiente versículo 148 “Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos.”

Hermanos, el salmista cargaba con problemas en su diario vivir, pero no permitía que estos les robaran el sueño, más bien aprovechaba el tiempo de desvelo para adorar a Dios en vez de sumergirse en el problema.

Esa actitud produjo que David meditara en la Ley de Jehová y en la ganancia que ésta produce al ser humano. Él declaró que la Ley de Jehová es perfecta, y convierte el alma; y Su testimonio es fiel, que hace sabio al sencillo.

Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. « ¡Oh, cuánto amo yo tu ley!» Cuando nos refugiamos en el abrigo de Dios no tenemos por qué temer, pues Él se encarga de nuestros problemas.

Dice: “los mandamientos de Dios alegran el corazón”. Dios hace que nuestros lamentos se conviertan en baile cuando a Él nos refugiamos en busca de Su ayuda. David se anticipó al alba en busca de Dios, clamó a Dios y esperó en Él y en Su palabra.

El Señor lo revistió con Su palabra dándole la victoria. ¿Tiene problemas y tribulaciones? Clama a Dios, anticípate al alba, alaba al Señor aunque no lo sientas, cuéntale tus cosas y espera en Él creyendo que Él obrará a tu favor.

Verás cómo Dios por Su misericordia te ayudará, si lo hiso con David también lo hará contigo.  Anticípate al alba y clama a Dios, confía en Su palabra y espera en Él. No hay nada difícil para Dios.

Si nunca le ha dado tu vida al Señor, esta es la mejor oportunidad para hacerlo porque ser salvo es un prerrequisito de descubrir el trabajo que Dios te ha dado para tu vida. Aceptar a Jesús como tu Salvador espiritual significa las puertas abiertas para tu destino. Sin la guía de Él, no podrás llegar a la meta final. Cuando tú acepta a Jesús como tu salvador personal, y comienza a buscarlo en espíritu y en verdad con todo tu corazón diariamente; Él empezará a revelar su propósito para tu vida. No pierda las promesas que Dios tiene para ti hoy, te invito a que busque a Jesús.

ORACIÓN DE ARREPENTIMIENTO:

Padre celestial, reconozco que soy pecador(a). Me arrepiento de mis pecados. Creo que Jesucristo murió por mis pecados, que resucitó al tercer día y vive para siempre. Creo que Jesús es el Hijo de Dios. Te recibo como mi Salvador. Deseo que sea el Señor de mi vida. Gracias por salvarme. En el nombre de Jesús, amén.  Si decidiste convertirte en un cristiano en el día de hoy, bienvenido a la familia de Dios. Ahora, como una forma de crecer más cerca de Él. Comparte tu experiencia con otras personas de tu nueva fe en Cristo.  Bautízate como lo ordenó Cristo. Pasa tiempo con Dios cada día, simplemente desarrolla el hábito diario de orar y leer su Palabra. Pídele a Dios que incremente tu fe y te de comprensión de su palabra; aplícala en tu diario vivir. Encuentra una iglesia local en la que puedas adorar a Dios.

 “Mi alma te anhela de noche, Y por ti madruga mi espíritu dentro de mí, Porque cuando tus juicios se manifiestan en la tierra, los habitantes del mundo aprenden justicia. Isaías 26:9

Jehová Adonay me dio lengua de sabios, Para saber sustentar con palabras al cansado. Cada mañana me despierta, Cada mañana despierta mi oído, para que escuche como discípulo. Isaías 50:4

Bendiciones

Escrito el 9 de Octubre de 2012


Autora del libro “Venciendo los Miedos por fe: Corre para ganar”, está disponible en Amazon Kindle Edition | https://amzn.to/3Mz5Ztw

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