Olvidando Ciertamente lo que Queda Atrás
Filipenses 3:13
Vivir una vida conforme a lo que nos enseña la Palabra de Dios nos permitirá crecer en compasión, tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás. En estos tiempos tan peligrosos y llenos de incertidumbre, es fundamental aferrarnos a Dios y vivir en unidad con nuestras familias. Mantener una confianza plena en Él, aun cuando el mundo a nuestro alrededor no nos prometa nada, es crucial para nuestra paz y estabilidad emocional. Cuanto más nos acercamos a Dios y creemos en Su promesa, más nos alejamos del resentimiento y del peso de las experiencias pasadas. La Escritura nos recuerda: “de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas.”
Hoy clamo por cosas nuevas en mi vida y en mi hogar, en el Nombre de Jesús, y lo mismo deseo para ti. Reconozco que no ha sido fácil para todos, pero nuestro objetivo debe ser vivir de una manera que sea grata y agradable al Señor, y libre de conflictos. El apóstol Pablo también enfrentó muchas situaciones difíciles e inolvidables; seguramente, en su camino, pensó que nunca podría olvidar esos momentos. Sin embargo, por Su infinita misericordia, Dios le otorgó a Pablo la capacidad de dejar atrás el dolor. Él mismo expresó: “Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante” (Filipenses 3:13).
Oración:
Padre, en el Nombre de Jesús, te doy gracias por Tu Palabra. Ayúdame a vivir una vida enfocada en Ti y no en las cosas del mundo. Perdóname, Señor, por mis acciones y, si en mi caminar he ofendido a alguien, les pido perdón sinceramente. Que cada paso que dé esté guiado por Tu misericordia. Gracias por ayudarme a perdonar y a borrar los recuerdos de dolor en mi vida, y ayúdame a avanzar positivamente en Tu luz. Amén.
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).
