El poder de la oración es eficaz. La Sagrada Escritura que es la Biblia, nos brinda un sinnúmero de ejemplos de hombres y mujeres que buscaron y confiaron en Él y en el poder de la oración. Veamos un ejemplo del profeta Elías, él “era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses” (Santiago 5:17). El oró de nuevo para que lloviese y “hubo una gran lluvia” (1 Reyes 18:41-46). En medio de su necesidad, Dios no desamparó a Elías porque él buscó refugio en Dios por medio de la oración. Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo. Salmos 55:22
Las Escrituras nos habla también acerca de Nehemías y la confianza que tenía en Dios y en la oración en medio de sus aflicciones. Cuando Nehemías se enteró que los muros de Jerusalén estaban en ruinas, buscó la presencia y dirección de Dios en oración diciendo: “Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos” (Nehemías 1:4, RV60). Tanto Elías como Nehemías y todos los hijos de Dios que conocemos cuán poderosa es el poder de la oración, reconocemos que ese poder viene de Dios; Jehová de los Ejércitos es Su Nombre.
Tenemos la bendición y el privilegio de reconocer que no estamos solos, Dios pelea por nosotros. Cada vez que buscamos la presencia de Dios por medio de la oración, el ayuno y las alabanzas; Dios escucha. En esa búsqueda, nos tiramos de rodillas y parecemos que estamos bajitos, pero esa rendición nos hace humildes. La humildad le agrada a Dios. De modo que, de rodillas somos humildes y cuando nos levantamos, somos poderosos y nos vemos más altos (no estoy hablando de estatura, estoy hablando altos y poderosos en la fe). Acerquémonos, pues, confiadamente al Trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16, RV60).
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7
“La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella” (Proverbios 10.22).
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago 5:16
Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Tesalonicenses 5:17-21
Mensaje de Dios Escrito por Bv. Flores www.ministeriosdesanidad.com
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