Estamos viviendo en tiempos donde las palabras de mal gusto son como si fueran un entretenimiento para muchos o lo que es peor muchos se alimentan de ellas. La conversación de mal gusto es el lenguaje de Satanás y lo hace con el propósito de acusar y dañar la reputación de alguien.
Aun en los tiempos en que estamos viviendo no todo se ha perdido, todavía existen hombres y mujeres interesados en hablar vida levantando y animando a sus semejantes con palabras de buen gusto. En cambio las palabras de mal gusto, separan y confunden naciones, éstas son como flechas que traspasan lo más profundo del corazón.
En la Biblia, Santiago describe la condición pecaminosa de la lengua en que se encuentran algunos seres humanos que se dan la tarea de derramar fuego y la describe como un miembro pequeño pero capaz de quemar un gran bosque. “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, !!Cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad.
La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno” (Santiago 3:5-6). En pocas palabras las personas deslenguadas contaminan y ponen fuego de destrucción a los demás.
Hoy el Señor nos manda a interceder en nuestras comunidades, en nuestras iglesias y derribar ese espíritu de palabras negativas y echarlas fueras en el nombre de Jesús. Como cristianos, oramos por salud, por la protección de Dios en nuestras familias, por las finanzas y por muchas cosas más pero casi nunca se oye orar por el espíritu de demonio de críticas destructivas.
Es importante que el creyente que ama y le sirve a Dios, se deje llevar por el Espíritu Santo caminando con discernimiento y confidencialidad al momento de orar para que no se confundan las peticiones, pues hay historias que no son para todo el mundo escucharlas y pueden servir como entretenimientos para otros.
Las personas que son poseídas por el espíritu de murmuración andan en rebeldías “Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran. (1 Timoteo 5.13).
Las personas chismosas comunican palabras negativas, destructivas y de mal gusto, es una persona mentirosa y manipuladora, genera confusión y se las pasa indagando y al control de todo lo que pasa. Siempre lo sabe todo porque se la pasa escarbando para luego destruir.
“Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, Roca mía, y Redentor mío”. Salmos 19:14
Amantísimo Padre Celestial, en estos momentos te pido perdón si con mis palabras he ofendido a los demás. Ayúdame a caminar y andar agradable a Ti. Que mis palabras siempre estén sazonadas y agradables al oído del oyente. Enséñame a no contaminarme ni entretenerme con el mundo. Que mis palabras siempre sirvan de aliento al que necesita aliento, de sanidad al enfermo, de sabiduría al que anda por el camino incorrecto. Señor solo te pido que pueda ser de bendición y edificación a los demás. Hoy declaro que los dichos de mi boca, mis pensamientos y mi corazón son y serán gratos delante de Ti, Oh Dios de mi Salvación. Gracias por tu cuidado y por tu amor.
Bendiciones
Escrito el 22 de Junio de 2012