Pasemos al Otro Lado Parte 1

Dios quiere llevarnos hacia el otro lado. ¿Cuáles son las circunstancias que nos impiden pasar al otro lado?  “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

El llamado a la fe

Aquel día, cuando llegó la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: “Pasemos al otro lado.” Después de despedir a la multitud, se lo llevaron tal como estaba en la barca. Había también otras barcas alrededor. Pero se levantó una gran tempestad de viento que echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.

Jesús, sin embargo, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal. Lo despertaron y le dijeron: “¡Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” Él, levantándose, reprendió al viento y dijo al mar: “¡Calla, enmudece!” Entonces cesó el viento y sobrevino una gran calma.

Jesús les dijo: “¿Por qué están así amedrentados? ¿Cómo no tienen fe?” Entonces sintieron un gran temor y se decían unos a otros: “¿Quién es este, que aun el viento y el mar lo obedecen?” (Marcos 4:35-41).

Una enseñanza profunda

Este episodio nos habla a cada uno de nosotros. No importa la condición en que te encuentres, Jesús nos brinda a través de estas palabras la preparación para llevarnos a otro nivel de fe. El Señor te dice hoy: “Pasemos al otro lado, no temas.”

Los discípulos no temieron cuando el Maestro les extendió la invitación hacia el otro lado del mar en medio de la oscuridad de la noche. La noche representa oscuridad y tormentas, pero ellos confiaban en Jesús.

El otro lado

El otro lado del mar significa que el Señor quiere enseñarnos a salir de la orilla y sumergirnos en lo más profundo, en lo que no hemos visto, pero veremos con el ojo espiritual. El otro lado no es nada menos que ir a otro nivel de fe en el Señor. También significa ver en lo espiritual lo que antes no veíamos, ver lo imposible sometiéndose en obediencia ante el Señor, y tener una intimidad profunda con Él.

Jesús llevó a Sus discípulos al otro lado para enseñarles a caminar por fe y a utilizar Su autoridad. Hoy, Jesús te invita al otro lado para que uses tu autoridad por medio de la fe.

Confianza en la tormenta

La Palabra de Dios dice en el versículo 37 que se levantó una gran tempestad de viento y la barca se anegaba. No sé cómo está tu barca. Déjame decirte que aunque sientas que tu barca se inunda, Jesús siempre está y estará ahí para librarte del mal.

Cuando confiamos en que el Maestro está de nuestro lado, no hay tormenta ni inundación que pueda darnos miedo, pues Dios no nos ha dado espíritu de miedo ni de cobardía, sino de dominio propio. Los discípulos perdieron el dominio cuando vieron la tormenta y se asustaron más al ver a Jesús durmiendo.

Jesús en la popa

Marcos especifica detalladamente dónde se encontraba Jesús al momento de la gran tempestad. Cada detalle nos deja una enseñanza y nos muestra el poderío de nuestro Señor Jesucristo. En uno de esos detalles, dice que Jesús se encontraba en la popa.

Amados hermanos, la popa es la parte trasera del barco. La proa es la parte delantera. Tanto la popa como la proa evitan los remolinos o vientos fuertes. En la popa se encuentra el “castillo de popa”, donde se comandan todos los controles del barco; está el accionamiento del timón y los controles. Me llama la atención que, de todos los lugares en el barco, el Maestro escogió la popa para dormir.

El plan de enseñanza de Jesús

Aquí vemos un panorama ya preparado por el Señor Jesucristo para enseñar a Sus discípulos. Cuando Jesús les dijo a Sus discípulos “pasemos al otro lado,” es porque Él tenía Su plan de enseñanza preparado de antemano para ellos. Es como un libreto donde los estudiantes no saben lo que va a pasar, solo el maestro. Jesús sabía la prueba por la que iban a pasar Sus discípulos, pues Él todo lo sabe.

El Señor conoce cada paso que damos, Él escudriña nuestros corazones y sabe cuándo le fallamos. Cuando Adán se escondió del Señor, Dios sabía por qué se escondía y dónde estaba escondido. Del mismo modo, el Señor sabía que Sus discípulos iban a tener miedo a la gran tempestad, pero era necesario que pasaran por esa experiencia para aprender a creer por fe y saber utilizar la autoridad del Señor en el nombre de Jesús.

La calma en la tormenta

Cuando ya tenía todo preparado, Jesús se dirigió hacia la popa y allí durmió recostando Su cabeza en un cabezal. Al instante que se durmió, vino la tempestad. Este evento nos enseña que, aunque enfrentemos tormentas en nuestra vida, debemos recordar que Jesús está con nosotros, y con Su autoridad, podemos calmar cualquier tempestad.

Reflexión final

No temas pasar al otro lado. Deja que Jesús te lleve a nuevos niveles de fe y confianza en Él. Él está en control de todas las circunstancias y siempre estará a tu lado para calmar cualquier tormenta que enfrentes.

Bendiciones.


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