Soy Sanada por la Sangre de Cristo

Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5, RV60). El Señor cargó con nuestros pecados para que nosotros no los cargáramos. El Precio que Él pagó en la Cruz nos salvó y nos sanó. Jesús es sanidad, Él es la Palabra viva; de modo que, hay poder de sanidad en la Palabra de Dios.

Es necesario declarar pon fe sanidad a nuestras vidas, y las vidas de nuestras familias debido que; “con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salud” (Romanos 10:10, RVA). Tenemos que declarar la Palabra de Dios a nuestras vidas “Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo” (Proverbios 4:22). En el  Nombre de Jesús declaro sanidad a mi vida y las vidas de mis hijos, mi esposo y mis familias. De igual modo, declaro en el Nombre de Jesús, sanidad a todo el que está leyendo este mensaje. “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2).

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá” (Mateo 7:7-11). Dios nos dice por medio de Su Palabra: “Si permanecen en Mí y mis Palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá” (Juan 15:1). “Así será mi Palabra que sale de mi boca; no volverá a Mí vacía, sino que hará lo que Yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:11).  Agarrémonos cada día  de la fe, porque Dios obra en lo imposible. 

Cuando por fe declaramos la Palabra de Dios a nuestras vidas, ella queda plantada en nosotros. En otras palabras, cuando tú estás clamando a Dios por un milagro de sanidad, y tus palabras se alinean con las Palabras de Dios; el poder de la Palabra de Dios hace la obra. El Plan que Dios tiene para nosotros, es de bienestar y no de calamidad, recordemos “que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).

Hoy Dios detiene las dolencias y la enfermedad, no te he dicho que si cree, verás la gloria de Dios. Solo tienes que creer y declara sanidad en tu vida. El enemigo se goza cuando nos sentimos sin fuerzas, cansados y enfermos, él solo vino para matar y destruir; pero Dios viene para salvar, sanar, restaurar; y darnos Su paz. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:6-7

Oremos:

Amantísimos Padre Eterno, Padre Celestial, Dios todo poderoso, Dios de Abraham, Dios de Issac; y Dios de Jacob. En este día vengo confiadamente al Trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Padre Eterno, clamo a ti porque Tú eres mi Padre, mi ayuda; y mi socorro. Señor, creo que Tú eres el Dios de poder y milagros portentosos, y que escucha el clamor de tu pueblo. Te pido que me enseñe a orar para que mi fe sea aumentada. En el nombre de Jesús por fe, declaro sanidad a mi vida, toda dolencia, todo malestar; huyen ante el poder de la Palabra de Dios a mi vida. “No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de JAH” (Salmos 118:17). Dios de poder, maravillas, y prodigios; creo que Tú tienes el poder para sanar, restaurar y salvar. En el Nombre de Jesús, declaro con mi boca por fe, que soy sano de toda dolencia y de toda enfermedad. Señor, tu Palabra me dice y en ella creo que, “por Su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). Gracias Padre de la gloria, porque te llevaste todas mis enfermedades y dolencias, para que ahora yo obtenga mi sanidad. Gracias Dios Padre, gracias, Dios Hijo; y gracias, Dios Espíritu Santo. Gracias por que clamé a Ti, y Tú me sanaste. Gracias, mi Dios y mi Sanador por darme larga vida y vida en abundancia. Padre te doy gracias por librarme “del lazo del cazador, de la peste destructora, de pestilencia que ande en oscuridad; y mortandad que en medio del día destruya” (Salmos 91: 3-6). Jesucristo, gracias por sanar todas mis heridas y libertarme de todo temor, opresión; y depresión. En el Nombre de Jesús reprendo toda condenación, asignación de maldad, y maldición; que han sido lanzada para mi vida y las declaro inoperante. Ninguna arma forjada contra mi prosperarán, ninguna maldad cobran efecto a mi vida; porque es Mayor el que está en mí, que el que está en el mundo. Satanás, en el Nombre de Jesús, tú no tienes autoridad sobre mi vida, ni mucho menos, sobre mi casa. Yo soy propiedad de Cristo. Gracias Padre, porque siempre me defiende, me escucha; y cuida de mí. Gracias Señor porque clamé a Ti, y Tú me sanaste. Amén.


En el Nombre de Jesús clama por fe tu sanidad hoy.

Confiésalo con tu boca: !En el Nombre de Jesús Recibo Sanidad!

¡No te quedes callado, confiesa por fe que Dios te sanó! Dios es real, Él es Fiel y verdadero. El Señor es Padre de amor, y misericordia; y tiene el poder para sanar. 

¡Gracias Padre Eterno porque clamé a Ti y me sanaste! Amén.

Hoy Dios detiene la enfermedad, no te he dicho que si cree, verá la gloria de Dios. Solo tienes que creer y declara sanidad en tu vida. 

Mensaje de Dios
www.ministeriosdesanidad.com


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