Atiéndeme, Señor; respóndeme, pues pobre soy y estoy necesitado. Presérvame la vida, pues te soy fiel. Tú eres mi Dios, y en ti confío; ¡salva a tu siervo! Compadécete, Señor, de mí, porque a ti clamo todo el día. Reconforta el espíritu de tu siervo, porque a ti, Señor, elevo mi alma. Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan. Presta oído, Señor, a mi oración; atiende a la voz de mi clamor. En el día de mi angustia te invoco, porque Tú me respondes. No hay, Señor, entre los dioses otro como Tú, ni hay obras semejantes a las tuyas. Todas las naciones que has creado vendrán, Señor, y ante ti se postrarán y glorificarán tu nombre. Porque Tú eres grande y haces maravillas; ¡solo tú eres Dios! Instrúyeme, Señor, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu Nombre. Señor mi Dios, con todo el corazón te alabaré, y por siempre glorificaré tu Nombre. Porque grande es tu amor por mí: me has librado de caer en el sepulcro. Gente altanera me ataca, oh Dios; una banda de asesinos procura matarme. ¡Son gente que no te toma en cuenta! Pero Tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo, lento para la ira, y grande en amor y verdad. Vuélvete hacia mí, y tenme compasión; concédele tu fuerza a este siervo tuyo. ¡Salva a tu hijo fiel! Dame una muestra de tu amor, para que mis enemigos la vean y se avergüencen, porque Tú, Señor, me has brindado ayuda y consuelo. Salmos 86:1-17, NVI
Cuando leemos el Salmos 86 podemos percibir la condición en la que se encontraba el rey David. Sabemos que a David le perseguían muchos enemigos, pero en vez de recurrir a sus fuerzas, buscaba la ayuda y el Rostro de Dios para que lo ayudara. No sé los problemas o condiciones que te encuentras ahora mismo; pero Dios sabe todas las cosas. Los Salmos nos enseñan y nos fortalecen en momentos difíciles, porque sabemos que; es Dios quien nos ayuda como lo hizo con David. ¿Cuántas veces te has sentido solo como David? ¿Cuántas veces te has sentido desamparado como David? Unas de las cualidades de David era que, él sabía lo grande que es Dios y lo que Él puede hacer a nuestro favor. Dios es soberano y Él tiene el control de todas las cosas. Nunca olvides quién es Dios y lo que Él puede hacer a tu favor. Él es Señor nuestro, el Gran Yo Soy; El Shaddai; el Dios Todopoderoso. ¡Cuán glorioso es tu Nombre en toda la tierra! Él es Nuestro Padre Eterno y nuestro Dios Proveedor. Dios es quien abastece, alimenta, y satisface a Su pueblo con su necesidad; como una madre lo haría con su hijo. Él es nuestro Sustentador. Padre te alabo y bendigo tu Nombre porque sé que no estoy solo. En mi angustia clamo a ti y Tú me responde. No tengo por qué preocuparme porque Tú defiende mis pleitos, sana mis heridas; y provee mis necesidades. Tú nunca ha perdido una pelea. Si Tú estás conmigo, quién contra mí. Padre Eteno, Dios Todopoderoso, Tú triunfa sobre cada obstáculo y toda oposición, por tanto, no tengo por qué temer. Gracias Dios Padre, gracias, Dios Hijo; y gracias, Dios Espíritu Santo. Amén.
Mensaje de Dios www.ministeriosdesanidad.com
Autora del libro “Venciendo los Miedos por fe: Corre para ganar”, está disponible en Amazon Kindle Edition | https://amzn.to/3Mz5Ztw
Gracias por apoyarnos con el libro: Venciendo los Miedos por Fe: Corre para Ganar (Spanish Edition) Kindle Edition