La fe es la clave para que usted y yo podamos ver nuestro milagro de parte de Dios, porque Dios es atraído por un hombre y una mujer de fe. La fe es creer y accionar para que el milagro suceda. La fe nunca viene acompañada de dudas; más bien, es un repelente de ellas. Ahora bien, si usted está reclamando un milagro y las dudas lo invaden, nunca podrá ver nada. Dios se mueve por fe y se agrada cuando depositamos nuestra confianza en Él, porque sin fe es imposible agradar a Dios.
Ahora, aplicando la Palabra de Dios:
“Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar. Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá… (Marcos 5:21-43).
Esta poderosa historia nos muestra que la fe genuina mueve el corazón de Dios. Tanto Jairo como la mujer con flujo de sangre creyeron en el poder de Jesús y actuaron movido por fe. La mujer fue sanada porque tuvo la certeza de que con solo tocar el manto de Jesús recibiría su milagro. Y Jairo, a pesar de recibir la noticia de la muerte de su hija, confió en la Palabra de Jesús: “No temas, cree solamente.”
Hoy, Dios nos llama a tener esa misma fe inquebrantable. No permitamos que la duda nos robe lo que Él ya ha prometido. ¡La fe activa lo sobrenatural y nos lleva a ver Su gloria!
Escrito por: Buenaventura Flores Originalmente para www.ministeriosdesanidad.com
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