“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron” (Hechos 16:25-26).
Pablo y Silas se hallaban en la ciudad de Filipos trabajando para la obra de Dios, mas, sin embargo, ellos fueron azotados y encarcelados falsamente. En el Caminar de la fe, nos vamos a encontrar en situaciones dificultosas, pero Dios con Su Gran Poder siempre extiende Su brazo y nos defiende. En Juan 16:33 Dios nos dice a todos: “Estas cosas os he hablado para que en Mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he vencido al mundo”.
Pablo y Silas probablemente tuvieron miedo, pero decidieron créele a Dios en medio del problema. Ellos no se sumergieron en el miedo mas bien, ellos se sumergieron en las alabanzas. En medio del caos y de los azotes que recibieron, ellos no se quejaron, sino que empezaron a cantar himnos a Dios y los presos los oían. A la media noche, orando y adorando a Dios, sobrevino un gran terremoto que sacudió los cimientos de la cárcel, abriendo las puertas y las cadenas se soltaron. (Hechos 16:25-26).
¿Quién lo hizo? Dios.
La alabanza que se dirige a Dios en espíritu y en verdad, abre las puertas de la cárcel, brinda salvación al hombre, restaura y salva la familia y pone fin al yugo de esclavitud diabólica. Este es el poder de la alabanza, Dios habita en medio de las alabanzas de Su pueblo. El Todopoderoso hace justicia cuando falsamente acusan a Sus hijos que lo adoran en espíritu y en verdad. Dios nos enseña que, en medio de los problema y circunstancias, Él rompe las cadenas cuando le adoramos a Él.
Tal vez acorralado por el temor y la circunstancias, no sientes deseos de alabar a Dios y solamente quieres inundarte en el problema, pero hay una salida cuando adora a Dios, aunque no sientas hacerlo. En una ocasión, el Salmista David estaba acorralado con muchos problemas, su dolor era tan grande que no tenía deseo de adorar a Dios. En medio de su circunstancia, David reconocía muy bien cómo adorar a Dios y los beneficios que venían en medio de las alabanzas. Su desesperación fue tan grande que le ordenó a su alma alabar a Dios diciendo:
Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia” Salmos 103).
Pablo y Silas en vez de enfocarse en sus situaciones, decidieron alabar a Dios y Dios los escuchó haciendo justicia. Ellos se regocijaron en medio de las terribles circunstancias.
No importa en las situaciones en que te encuentres, hay una esperanza para ti. Cristo es la Puerta para que puedas pasar. Alaba a Dios, aunque no tengas fuerzas. Alaba a Dios, aunque vea con tu ojo físico el problema, te aseguro, que cuando actives las alabanzas en tu corazón, tu mente y tus labios, verás con el ojo espiritual el problema resuelto. Cuando alabes a Dios asegúrate que hayas perdonado para que tus alabanzas lleguen como olor fragante ante el Trono de Dios. Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará. Deuteronomio 31:6 (RVR1960)
Palabra de Dios
Escrito por B. Flores
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