Nuestro socorro viene de Jehová. Él es nuestro Amparo y nuestra Fortaleza y nuestro pronto Auxilio en momentos difíciles. Las gentes fallan, los amigos puedan que nos den la espalda, pero Dios nunca abandona al que pide socorro de todo corazón. Quizás estés en una situación donde nadie te pueda ayudar, y solamente necesita el milagro de Dios para solucionar la situación. La desesperación es tan grande que hasta ha llegado a pensar que tu problema no tiene solución. Ahí mismo donde te encuentras, párate y levanta tus manos al cielo y pídele a Dios que sea Él tu Socorro. Dios tiene ojos para verte y oídos para escuchar tu clamor, confía y espera en el Señor. Algunas veces nos desesperamos cuando no vemos la respuesta de nuestras peticiones, pero cuando aprendemos a esperar en el Socorro de Dios, Él nos responderá y nos ayudará en todos los caminos. Todos en algún momento de la vida nos hemos encontrado en situaciones difíciles y hemos visto cómo la Mano de Dios ha intervenido para socorrernos.

Hace poco, mi familia y yo fuimos a visitar un parque de diversión y la alegría que teníamos era tan grande que hasta se nos había olvidó dónde habíamos estacionado el carro. Siempre que visitamos un lugar así, nos aseguramos de tirar una foto al número de estacionamiento para saber dónde nos hemos parqueado, pero esta vez, no fue así. Cuando ya era tiempo de regresar, salimos al estacionamiento del parque, había miles y miles de carros. No logramos ver nuestro carro por ningún lado. Ya estábamos cansados y deseosos por salir del parque, de momento le dije a Dios: “Padre, nosotros no sabemos nada, pero Tú lo sabe todo. Muéstranos dónde está el carro”. No pasaron ni cinco minutos cuando Dios contestó nuestra petición y nos enseñó el carro. Si Dios tiene el poder para escuchar y contestar las peticiones materiales pequeñas, cuanto más las peticiones grandes que salen del corazón en tiempo de necesidad.

El salmista David también pasó por situaciones difíciles en su vida, él supo muy bien a quién recurriría en busca de ayuda. Salmos 121 es un Salmo que demuestra el poder y dominio de Dios para el pueblo que busca Su ayuda:

Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre” (Salmos 121 (RVR1960).

Oremos: Padre Eterno, Dios Todopoderoso, llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. Señor, hoy me levanto y alzaré mis ojos al cielo en busca de tu ayuda oh Dios. Gracias Padre Eterno, Dios Todopoderoso por ser nuestro Creador y nuestro Socorro. Gracias Padre mío y Dios mío por librarme de caídas. Gracias Mi Dios por ser mi Guardador aun en las noches cuando estoy dormido. Padre, gracias por guardar mi alma y librarme del mal. Gracias Dios Eterno por guardar mi entrada y mi salida. Gracias porque Tu Protección siempre ha acompañado mi vida como también, las vidas de mis familias. Gracias Dios Padre, gracias Dios Hijo y gracias Dios Espíritu Santo, por ser mi ayuda y mi socorro.

www.ministeriosdesanidad.org


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