El Señor nos ofrece una condición y está de tu parte si la va a obedecer. Cuando le hablamos a nuestros hijos, y queremos que ellos obedezcan, la mayoría de las veces en las conversaciones decimos estas palabras: “Si obedece te irá bien” “si realiza las tareas tendrás tiempo para jugar” “Si escoge el bien no sufrirás”, etc. Nótese que en la conversación empezamos con la palabra “si”, La palabra “si” revela condición o suposición en virtud de la cual un concepto depende de otro. En otras palabra, cuando empezamos con la palabra “si” es señal de condición que entrelaza la decisiones a tomar. En este caso, Dios nos ofrece un reto a meditar en las consecuencias cuando desobedecemos y no hacemos lo que Él quiere que hagamos.
La mayoría de las veces queremos hacer las cosas a nuestras maneras y no a la manera de Dios y ese simple hecho de pretender hacer las cosas a nuestro modo es un acto de desobediencia. En 2 Crónicas 7:14, el Señor nos brinda unas situaciones a seguir para que nos vaya bien. Estas palabras abarca un sin número de promesas que Dios tiene para sus hijos, aquellos que conforme a la voluntad de Dios obedecen y creen en Su palabra en espíritu y en verdad. Estas palabras están dirigidas a los hijos de Dios, aquellos que llevan Su nombre en sus corazones, que oran y viven una vida humilde. El Señor empieza con la palabra “Si” dándonos a entender que si escuchamos y seguimos Su mandato nos irá bien:
“Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, Yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra” (2 Crónicas 7:14 NVI). También la versión Reina-Valera dice así: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces Yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
El Señor es excelso, pero toma en cuenta a los humildes y mira de lejos a los orgullosos” (Salmos 138:6).
Esto significa que el Señor atiende al humilde, pero a las personas vanagloriosas y orgullosas, Dios la mira de lejos. De manera que para recibir las bendiciones del Señor es necesario vivir una vida en humildad. Una persona humilde es aquella que ama y teme a Dios y que vive apoyada en la fe. Esta persona no es jactanciosa ni altanera, más bien siempre se conduele de los demás. A Dios le agradan las personas humildes y siempre está cerca de ellas. No es así con los orgullosos, Dios los mira de lejos. Ya hemos hablado un poco de las personas humildes.
El otro mandato que Dios nos exhorta para hacer es orar. “Orar sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).
Cuando oramos buscamos a Dios y cuando buscamos a Dios, nos humillamos y nuestra conducta cambia. En el pasaje bíblico en 2 Crónicas 7:14 nótese que Dios se dirige a Su pueblo, hacia los creyentes, aquellos que llevan Su nombre. “Si se humillare Mi pueblo” aún es más específico cuando dice “sobre el cual Mi nombre es invocado y oraren”. Nosotros somos el pueblo de Dios, nacidos y escogidos para alabar a Dios. Hoy el Señor desea tener una plena relación íntima con Su pueblo, está de nuestra parte si vamos a obedecer lo que el Señor nos exhorta, o nos vamos a quedar ciegos y sordos en desobediencia. Cuando dejamos que Dios tome el control de nuestras vidas, es necesario seguir lo que Él nos manda por medio de Su palabra, Dios siempre estará al control de nuestras situaciones.
El simple hecho de querer hacer las cosas a nuestro modo es un acto de rebelión. El Señor nos ama y tiene cuidado de nosotros. El Señor dice que no nos atormentemos por nada, que nuestros pensamientos estén fijados más bien, en toda ocasión, con canticos y alabanzas, en oración y ruego. Presentemos nuestras peticiones a Él dándole gracias por su misericordia y por Sus bendiciones que son nuevas cada mañana. Cuando tenemos una intimidad con el Señor vivimos siempre en una plena comunicación con Él y andamos en Su luz.
No se puede mezclar la luz con las tinieblas cunado buscamos el Rostro del Señor. De modo que cuando nos aferramos a Dios, es necesario que las cosas que antes hacíamos ya no podemos hacerlas más, pues Dios no puede ser burlado. Él conoce y escudriña quienes verdaderamente lo aman en espíritu y en verdad. Los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos atentos a nuestras oraciones. El pueblo de Dios está llamado a abandonar toda conducta pecaminosa del pasado pues no podemos tener un pie en las cosas del Señor y el otro en las cosas del mundo.
Es necesario que como creyentes, debemos de adoptar el estilo de vida de la Santidad de Dios. El Señor dice: Sean santos, porque Yo Soy Santo. El Señor nos da discernimiento para poder discernir en dónde estamos bien o mal, examinémonos cada día en las áreas que necesitan ser restauradas, oremos al Señor para ser libres en esas áreas y pidamos perdón a Dios y esforcémonos por cambiar nuestra forma de vivir, a fin de parecernos más a nuestro Señor y Salvador Jesucristo para que el Señor por Su misericordia, nos sane.
• Humillémonos ante Dios.
• Oremos sin cesar.
• Busquemos el Rostro del Señor nuestro Dios.
• Dejemos las conductas pasadas y salgamos de los malos caminos.
• Andemos en la luz de Cristo.
Si procedemos así, Dios oirá desde los cielos, y perdonará nuestros pecados, y sanará nuestra tierra.
Peticiones: intercesores oren sin cesar, cubran sus hogares, sus hijos, esposos, trabajos, ministerios. Oren por los líderes políticos y por los líderes cristianos. Oren por Venezuela, Ucrania., Rusia y Estados Unidos.
…Y la paz de Cristo que sobrepasa todo entendimiento este sobre cada uno de nosotros. Amén.
Escrito: El 7 de marzo del año 2014
Escrito exclusivamente para www.ministeriosdesanidad.org