MurmuracionB. Flores

           En este mensaje, invito al Espíritu Santo de Dios que me dirijas con las palabras precisas para ser de bendición a Su pueblo. Todos nosotros en algún momento dado hemos sido atacados por el espíritu de murmuración donde las mayoría de los chismosos fueron personas que en algún momento dado se sentaron en nuestras mesas a compartir así como lo hiso Judas.  

          Hay una advertencia de parte de Dios para todo aquel que se dedica al oficio de murmurar a sus semejantes especialmente a los hijos de Dios, “porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mateo 7: 2-5).

         Y tú ¿quién eres para juzgar a otros? Si tú dice que nunca ha pecado, eres un mentiroso (a), El murmurar es pecado. “Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?” (Santiago 4: 10, 11) Busca de Dios y arrepiéntete.

       Quién podrá decir: “Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de pecado” (Prov. 20:9).  Nuestra naturaleza caída es la causante del estado pecaminoso del ser humano.  Debemos  buscar el Reino de Dios y sus Justicias para ser liberados y transformados de todo pecado.

      Dios conoce nuestras condiciones; su amor y misericordia nos brinda la oportunidad de cambiar nuestro modo de ser. Cuando lo busca de todo corazón, Él te transformará. Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! (2 Corintios 5:17).  

      Los israelitas manifestaron disconformidad, porque su fe fue muy limitada, apenas les faltaba un día de sustento ya estaban murmurando. Mientras Dios hacía milagros, ellos no lo reconocían, los milagros de Dios para ellos eran efímeros. Aun así, Dios era bueno con los israelitas. No digo que ellos nunca alabaron a Dios, sí; ellos alababan a Dios por los milagros poderosos que hiso, pero al sentir que les fallaba algo convertían la alabanza en quejas. ¡Qué misericordioso es nuestro Dios!

     La murmuración es un pecado y no hay razón para que forme parte en la vida de un ser humano, ésta corrompe el alma. Este espíritu no puede ocupar la vida de un creyente porque obstaculiza llegar a la presencia de Dios. Quizás me dirás: “hermana yo soy muy buena con los demás”, “hago buenas obras”, “voy a la iglesia”,  “soy líder en la iglesia o en la comunidad”,  pero si el espíritu de murmuración te entretiene y te deja usar por éste, de nada te sirven tus obras. Es tiempo que le dé un pare a los chismes y recibe liberación en el nombre de Jesús.

    Las buenas obras que hace no serán contadas ante el trono de Dios. MAT 7:21-23   No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos.  Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu Nombre, y en tu Nombre echamos fuera demonios, y en tu Nombre hicimos muchos milagros?”  Y entonces les declararé: “Jamás os conocí; apartaos de Mí, los que practicáis la iniquidad.”

   Apo. 21:8 “Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”.

   Jesús te brinda una oportunidad para libertarte de ese espíritu de murmuración, solo humíllate ante Su presencia, somos Sus vasijas, Él te moldeará y te usará para su Reino si lo busca de todo corazón.

  “Si se humillare Mi Pueblo, sobre el cual Mi Nombre es invocado, y oraren, y buscaren Mi Rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces Yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” 2 Crónicas 7:14

   Padre en el nombre de Jesús libértame de toda debilidad que impida llegar a tu presencia, que ninguna palabra corrompida salga de mi boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Enséñanos a saber a cómo hablar, que nuestras conversaciones sean siempre amenas y de buen gusto para poder responder a todo aquel que Tú nos envié, en Cristo Jesús. Amén.

    Escrito el 28 de Julio del año 2014

 


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