El ministerio del profeta Zacarias se basó a exhortar a las personas que iban a restaurar o reedificar la casa de Dios. La obra de reedificar el Templo de Dios no solamente era manual, sino también espiritual. De modo que el llamado era para reparar el corazón y librar al Jerusalén del juicio venidero. Zacarias era un hombre de oración y Dios le mostró diferentes visiones proféticas entre las cuales se encuentran cuando Jesús fue entregado por treinta monedas de plata, la reedificación del templo, la segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo y Su entrada triunfar.
Dios usaba mucho al profeta Zacarias con poder, porque sabía que él era un hombre justo y amaba los negocios de Dios. En una ocasión, Dios le mostró al profeta Zacarias “al sumo sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es este un tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel. Y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. Y el ángel de Jehová estaba en pie. Y el ángel de Jehová amonestó a Josué, diciendo: Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás mi casa, también guardarás mis atrios, y entre estos que aquí están te daré lugar. Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote, tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, Yo traigo a mi siervo el Renuevo. (Zacarías 3:1-8, RV60).
De esa manera el Señor le revelaba al profeta Zacarías, en esa ocasión, escogió a Josué para la reedificación del Templo. Josué fue un hombre de autoridad, sumo sacerdote que amaba a Jerusalén en cuerpo y alma. Él veía cómo andaba su ciudad y las abominaciones que asediaba los hombres, por la consecuencia del pecado. Josué estaba vestido de vestiduras viles delante de Dios, pues la ciudad estaba siendo consumida por el fuego del pecado. Eso no quiere decir que Josué estaba revolcado en el lodo sucio que reinaba en esa ciudad, porque estamos en el mundo, pero no pertenecemos al mundo. No obstante, el sólido fundamento de Dios permanece firme, teniendo este sello: El Señor conoce a los que son Suyos, y: Que se aparte de la iniquidad todo aquel que menciona el Nombre del Señor” (2 Timoteo 2:19).
Una vez más Dios manda a Su ángel para hacerle saber a Josué quién es él en el Señor; “y habló el ángel, y mandó a los que estaban delante de él, diciendo: Quitadle esas vestiduras viles. Y a él le dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala. Después dijo: Pongan mitra limpia sobre su cabeza. Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas. A pesar de que Josué vivía en un mundo de vestidura sucias y no estaban de acuerdo con las leyes de Dios, pueda de que algún momento él se sintió sin fuerzas. Eso no quería decir que su corazón estaba sucio, Dios conocía muy bien los pensamientos de Josué y mandó a vestirlo con ropas limpias. No hay nada oculto para Dios, Él ve todas las cosas, Dios observa la tierra, mira el corazón de los hombres para juzgar; y conoce los que le alababan en espíritu y en verdad. Jerusalén estaba consumida en pecado y Dios mandó al profeta Zacarías para reconstruir las almas y vestirlas con vestiduras de gala.
En este día, Dios nos hace un llamado al arrepentimiento, el anhelo de Dios es cambiar nuestras vestiduras viles para poder caminar en Su luz admirable. Así como Dios cambió las vestiduras viles de Josué, de igual manera viene a cambiarla a todos. Tal vez me dirás “mis vestiduras están limpias y no tengo que cambiarlas”. “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es Fiel y Justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso, y Su palabra no está en nosotros” (1 Juan 1:8-10). Dios quiere bendecirnos como lo hizo con Josué, Él lo arrebató de la influencia pecaminosa de los demás, de manera como se arrebata un tizón del incendio y del fuego. Selah
Oración:
Señor Jesús, de manera como Tú arrebataste a Josué del incendio del fuego, le cambiaste su vestidura sucia y lo revestiste con vestidura blancas de gala; te pido que lo haga conmigo. Amén.
Mensaje de Dios www.ministeriosdesanidad.com
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