Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. 2 Corintios 4:7

Hermanos no hay porqué retroceder cuando las tormentas y los obstáculos se interponen en el camino; más bien debemos hacerle frente por medio de la oración en el nombre de Jesús. Mientras más nos acercamos a nuestros temores, más nos damos cuenta de las mentiras que se esconden detrás de ellos. El enemigo es el causante de influir temor en la vida de un ser humano para mantenerlo en esclavitud. Cuando el Señor nos revela el problema que estamos pasando, debemos de hacerle frente y movernos rápido para vencerlo por el poder de la Palabra de Dios. ¿Cómo le hago frente a los problemas? Le hacemos frente a nuestros enemigos y a nuestros problemas, en la línea de batalla que son el ayuno y la oración.

Cuando confesamos con la boca la Palabra de Dios, Él hace milagros y no nos pone en vergüenza. Con la Palabra de Dios (la Biblia), es que vamos a vencer al problema, pues es una Espada de doble filo. Antes que David se enfrentara a Goliat, él se llenó del poder de la Palabra de Dios, la Palabra de Dios fue la Espada para ese enfrentamiento. En medio de su adversidad, David nunca llamó a Goliat gigante, mas bien, lo llamó filisteo e incircunciso. Es cierto que cuando los problemas y vicisitudes de la vida llegan, los vemos grandes y gigantes y el miedo cobra fuerza. El miedo provoca que uno se acobarde y vea el problema del tamaño de un edifico bien alto. El temor paraliza al ser humano a no reaccionar. Los soldados del rey Saul no le hicieron frente a Goliat porque estaban asustados y atemorizados de él.

Quizás te has sentido sin fuerzas para pelear la batalla o tal vez no sabes cómo pelearla. Probablemente tienes miedo porque ve el problema muy grande. El Señor te dice hoy: Confía en Sus promesas, cree por fe y no te desanimes. En este día, confiesa con tu boca y en alta voz, Palabras de Dios que se ajusten a tu situación. Llénate de la Palabra de Dios, háblale a tu problema y mándalo hacia el abismo y sin retorno en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo de Dios. Tu problema no es problema, es como nubes que se disuelve en el viento y desaparece. Tu situación es nada en la Mano de Dios. Dios tiene Palabras para resolver cada y unos de nuestros problemas. David le habló a Goliat en alta voz diciendo: “Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los Ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado” (1 Samuel 17:45 (RVR1960).

Jesucristo es tu protección, si Él protegió a David también lo hará contigo si cree por fe. ¿Cómo se llama tu problema y cuán grande es?  Háblale al problema utilizando la Palabra de Dios, quizás para ti ese problema es del tamaño de un elefante; pero para Dios es como nada en Su Mano. ¿Cuáles son los problemas que están impidiendo que nos acerquemos más a Jesús? Si establecemos una comunión con Dios cada día, en tiempos de las adversidades, Él nos escuchará cuando clamemos a Él. Deposita al Señor todas tus cargas, y Él por Su misericordia te hará descansar. Cree con toda tu alma y confía en Él y Él hará.

Oremos: Padre Eterno, Padre Amado, Jehová de los Ejércitos. Vengo ante ti cargado y con muchas cosas en mi mente y no sé cómo resolver mi circunstancia. Ante esta situación siento que mis fuerzas se debilitan y no sé qué hacer. Padre mío y Dios mío, en el nombre de Jesús de Nazareth, levanto mis manos a Ti, renueva mi mente y mi corazón con tu Palabra. Enséñame a usar Tu Palabra a tiempo y fuera de tiempo. Socórreme Señor, mi ayuda eres Tú. Padre Celestial, lléname de tu poder y de tu paz. Deposito todas mis cargas y mis problemas a Ti oh Dios, sé que Tú pelea mejor que yo. Mantenme firme en tu amor y en Tu Palabra. Gracias Señor por resolver mis problemas. Ayúdame a enfocarme en Ti y no en mis circunstancias. No tengo por qué temer porque sé que no estoy solo, tengo un Dios que me defiende y pelea por mí. Creo por fe que Tú tienes grandes Propósitos y Planes Eternos para mí. Por eso te doy gracias mi Señor. Amén.

Escrito por: Bv. Flores
www.ministeriosdesanidad.org


Autora del libro “Venciendo los Miedos por fe: Corre para ganar”, está disponible en Amazon Kindle Edition | https://amzn.to/3Mz5Ztw

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