“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16).

Cuando andaba en la oscuridad y no conocía de Dios, mi camino era triste, opaco y sin luz; mas cuando Jesús llegó a mi vida, Él cambió mi lámpara interior llenándome de Su luz. La palabra luz significa iluminación, resplandor, alegría, y amanecer. La luz de Cristo en nuestras vidas es la que vence los obstáculos de oscuridad, de manera que la Luz de Dios resplandecerá en todas las situaciones en tiempos de adversidades. La palabra de Dios lo confirma en Mateo 13:43 “Los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre”.

En vez de caminar en tinieblas pasamos a caminar con la Luz del Señor, que es una Luz propia. Él Señor se encarga de moldear nuestras vasijas, escudriñándonos cada día para estar seguro que Su luz está en nosotros. En verdad que Dios prepara los corazones de Sus hijos para que podamos dar testimonios de Su amor hacia los demás. Proverbios 20:27 dice: “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón.”

Estamos viviendo en un mundo oscuro donde hay densas tinieblas. Es necesario que nuestra luz brille en la oscuridad, para poder dar testimonios acerca de la Luz que es Cristo. ¿Cómo podemos brillar en la oscuridad? Si te arrepiente, te humilla y obedece a Dios y a Sus palabras, permitiendo que Él habite en tu corazón en espíritu y en verdad; Su Luz morará en ti. No escondas tu luz porque así nadie la podrá ver, es necesario que el mundo sea impactado por ti en el nombre de Jesús.

Hay personas que demuestran oscuridad por algunas experiencias de su pasado, ellas en realidad están llenas de dolor, andando sin rumbo y sin dirección. Ellos solamente necesitan un empuje de luz por medio del poder de Jesús. Es ahí donde entra tú para alumbrar y llenar de gozo a esa persona a través de la palabra de Dios y de tus testimonios. Debemos volver a ser niños para entrar en el reino de Dios y alumbrar con luz propia.

“Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios” (Marcos 10: 13). A Dios le agrada que sus hijos brillen dondequiera que vayan por medio del evangelio, su gentileza, su gozo, con un espíritu alegre en el Señor, compasión y amabilidad. Por medio de este espíritu de gozo, podremos impactar a muchos que andan triste y afligido sin luz y sin esperanzas.

Cuando andamos con la Luz de Cristo, Él nos facilita las herramientas y las direcciones para impactar almas para Él. ¿Cómo es eso que debemos ser niños para heredar el reino de los cielos? Los niños son humildes, sencillos, no murmuran, andan sin vanagloria, no son rencorosos pues olvidan las ofensas rápidamente y no caminan con orgullo. Solamente haz la prueba y entra en un establecimiento público o privado donde hay niños, sus luces llenan de resplandor ese lugar. Rápidamente los niños que nunca se conocían ya se conocen, intercambian palabras, se ríen y empiezan a jugar unos a otros. Ellos se comunican de manera graciosa en un mismo acuerdo como si se conocieran toda la vida.

No pasa así con la mayoría de los adultos y de las personas que no tienen la Luz de Cristo. entran y ni los buenos días brindan a los demás, peor es, que si tú llega y por cortesía brinda los buenos días, muchos ni contestan, más bien se quedan mirándote de arriba hacia abajo con todos los detalles para luego buscarte una falta. Es así que el mundo anda, en cambio los que andan con la Luz de Cristo, deben de hacer la diferencia llevando Su luz a las oficinas, con sus familiares, en su hogar, en el trabajo, y a todos los lugares donde Dios los envía.

Es de suma importancia que para ser luz, bebemos cuidar nuestros testimonios y así no ser piedras de tropiezo en la luz y en la oscuridad. Todos nuestros pasos deben ser dirigidos por el poder del Espíritu Santo y darle la gloria a Él en todo. El Señor Jesucristo fue enviado por su Padre a este mundo de oscuridad para ser la Luz del Mundo, permite que Su Luz te toque y así compartirla con los demás.

Si nosotros alumbramos, nuestra luz puede ser vista en la obscuridad. Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado” (Filipenses 2:14-15). Levántate, no te esconda y demuestra tu luz. Corre la carrera espiritual con la Luz de Dios para que tu luz resplandezca a los demás en el nombre de Jesús. Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz…” Isaías 60:1

Bendiciones

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