Dichosos Los Que No Vieron Y Sin Embargo Creyeron
Dichosos Los Que No Vieron Y Sin Embargo Creyeron
Nosotros les llamamos a Abrahán como el Padre de la fe, pero esa fe tuvo que ser refinada por medio de muchas pruebas. Lo que le llamó la atención a Dios era que Abrahán creyó en la Palabra que Él le había dicho. Abrahán puso su fe en acción. A la verdad, hay que llenarse de fe para salir sin saber a dónde nos vamos a dirigirnos; y eso fue lo que hizo Abrahán. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Dios tenía un Plan Perfecto para Abrahán y ese Plan requería una llenura de fe. Abrahán por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Y ¿Qué es la fe? Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron.
“Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición” (Génesis 12:1-2).
Abrahán le creyó a Dios y eso le agradó a Dios, su fe reafirmó que Dios tiene el poder para cumplir las Promesas que le había prometido. En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan. (Hebreos 11:6)
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