El necio de labios será castigado. “Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona” (Marcos 7:22-23) (proverbios 10:10).
Las personas que se dedican a calumniar y desarrollan ese hábito de maldad se contaminan asi mismas. Si supieran las consecuencias de ese mal, no continuarían alimentando ese espíritu de maldad. Muchas personas no tienen la menor idea de lo que significa calumniar a su prójimo, este acto deshonroso y diabólico tiene consecuencias muy grave. El ser humano que se dedica a calumniar a su prójimo si no se arrepiente y pide perdón, corre el riesgo de no entrar en la Morada de Dios.
La palabra calumnia se define como una acusación falsa, hecha maliciosamente para causar daño. Es la imputación de un delito hecha a sabiendas de su falsedad. Es acusar a alguien falsamente y con malicia palabras, actos o intenciones deshonrosos.
Siempre vamos a ver personas que son “respetadas” por ese mal, en sus mentes solo respira destruir y hacer maldad. Ellos se dedican a calumniar a otros, y se entretienen y se gozan del mal que le pasa a la otra persona. Si la situación es falsa o cierta de lo que se le acusa, ¿Quiénes somos para acusar? Solamente hay un Juez para juzgarnos, y su nombre es Jehová. Yo he visto chismosos que son invitados a reuniones, no porque sea grata la presencia de ellos, mas bien lo hacen porque saben que pueden sacar informaciones ajenas y sencitivas para poder entretenerse.
Una persona chismosa y calumniadora se dedica a investigar e indagar lo revelado y lo oculto para luego rematar y añadir para destrucción. Parece mentira pero cierto, que hasta en la misma familia, vamos a encontrar a alguien poseído por ese espíritu de maldad, que solo trae desunión. Tanto la persona que se dedica a murmurar, chismear y calumniar a su prójimo, como la que se entretiene escuchándolo, están mal ante los ojos del Señor.
También el que se entretiene escuchando calumnias se convierte en un calumniador pues este le hace coro al calumniador, por lo tanto, ninguno entrarán en la morada de Dios si no se arrepienten y abandonan ese proceder. Para esas personas, Dios tiene palabras de amonestación.
En Salmos 15:1-5 David le hiso unas preguntas a Dios y le dijo: “Jehová, ¿Quién habitará en tu Tabernáculo?, ¿Quién morará en tu Monte Santo? ¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien?
Dios Respondió:
El que anda en integridad y hace justicia; el que habla verdad en su corazón; el que no calumnia con su lengua ni hace mal a su prójimo ni admite reproche alguno contra su vecino; aquel a cuyos ojos el indigno es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová; el que aun jurando en perjuicio propio, no por eso cambia; quien su dinero no dio a usura ni contra el inocente admitió soborno.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás. Guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela. Salmos 34: 4-14/Salmos 15:1-5
Oremos:
Señor Jesucristo gracias por tu palabra y por tu amonestación, gracias por tu disciplina, porque sé que Tú disciplina a quien Tú ama. Perdona mis pecados y enséñame a cómo caminar, y hablar. Señor Jesús, Tú escudriñas los corazones del ser humano y no hay nada oculto para Ti, escudriña mi corazón, y si hay algo que no es de tu agrado, te pido que lo quite en el nombre de Jesús. Guarda mi mente y mi corazón, permite que pueda yo agradarte en todo mi caminar. Señor mi anhelo es estar siempre contigo y morar en tu morada. Gracias Señor.
Bendiciones
Escrito el 16 de Abril de 2012
Escrito para www.ministeriosdesanidad.org
