El apóstol Pablo, atravesó muchos obstáculos y persecución por su fe. Su fe lo ayudó a poder soportar cada prueba porque Dios era su fortaleza. Fue precisamente cuando en medio del dolor y encerrado en una cárcel escribió estas palabras de ánimo para todos:
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. -Filipenses 4: 6-7
Muchas veces nos afanamos y nos preocupamos demás, Dios nos manda a no estar afanosos o ansiosos por nada. Él nos manda a entrar en Su presencia con acción de gracias, ruego y oración; el hacerlo, Él nos escuchará y contestará nuestras peticiones llenándonos de Su paz. Cuán grande y maravilloso es nuestro Dios. Él no es un Dios de madera, ni mucho menos, de piedra; nuestro Padre Celestial tiene oídos para escuchar nuestras peticiones y librarnos del peligro y del mal. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). No teman. “Esfuércense y cobren ánimo; no teman, ni tengan miedo de ellos, porque contigo marcha el Señor tu Dios, y Él no te dejará ni te desamparará (Deuteronomio 31:6).
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