Cuando Samuel fue a la casa del padre de David para ungir a unos de sus hijos como rey de Israel, los hermanos de David se encontraban en la sala de la casa bien vestidos y robustos en cambio David se encontraba en el monte cuidando las ovejas de su padre Isaí.
Dios no hace acepción de personas, ni tampoco se impresiona por la posición en que te encuentras, Él pone reyes y quita reyes. El SEÑOR le dijo a Samuel: —“No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado.
La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón” (1 Samuel 16:7).
Lo más importante para el Señor es un corazón arrepentido y humillado. Dios vio en David humildad, y por eso no lo abandonó. El Salmista David admitió que no estaba solo.
¿Cómo cree tú que David se sintió al saber que no contaron con él en un momento como ese? Dios mandó al profeta Samuel para ungir al nuevo rey de Israel a su casa y él no lo sabía. Es como vestirse para la gran celebración donde tú forma parte y nadie te ha avisado.
Me llama la atención que eso no paró a David, él no se estancó en la vida, más bien siguió luchando y creyendo que Dios nunca lo abandonaría. Dios no puede ser burlado y solo Él conoce todas las cosas. Dios conoce los corazones del ser humano y sabe quiénes lo adoran en espíritu y en verdad.
A diario nos sentimos rechazados por seres queridos y con amistades. Ese sentimiento tan desagradable nos hace sentir solos, tristes y desconfiados. He aprendido que el único confiable y quien nunca me ha fallado aunque le sea infiel; es Jesús.
El Señor Jesucristo conoce muy bien la palabra rechazo. “Fue despreciado y desechado de los hombres, varón de dolores y experimentado en aflicción; y como uno de quien los hombres esconden el rostro, fue despreciado, y no le estimamos” (Isaías 53:3).
Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. El mundo pueda que te rechace por la apariencia en cambio Dios nunca rechaza el corazón.
El SEÑOR le dijo a Samuel: —“No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón” (1 Samuel 16:7).
Señor Jesucristo me presento a Ti con todos mis pecados, gracias por borrarlo todos. Gracia porque Tú no me ha rechazado. Te pido por las personas que me han rechazado, bendícelas.
Gracias porque soy libre del temor y del rechazo. Tu misericordia me ha alcanzado a vivir una vida agradable a ti y no a los hombres.
Gracias porque Tú nunca me ha desamparado ni me ha fallado. Tú eres mi Fortaleza, mi Sostén y mi Alto Refugio. Tú me llevas en lugares altos y levanta mi cabeza. Gracias Señor.
En los momentos que crees que estás solo, que te han abandonado ahí estaré dice el Señor. Yo soy tu Padre Celestial, el que pelea por ti. Yo nunca te he dejado, tú eres la niña de mis ojos.
Hoy quiero darte un refrigerio especial a tu alma para que puedas recibir la paz que sobrepasa todo entendimiento. Levántate, no temas porque Yo te sostengo con mi Mano.
¡No temas, esfuérzate y sé valiente! Cobra ánimo, no desmayes. Tú no estás sola, Yo estoy contigo en todo tus caminos. Declaro un nuevo comienzo en tu vida en Cristo. Declaro Su favor sobre tu vida. Declaro que Dios ordene a las personas a tu alrededor que te animen y te aprecien tal como eres.
Eres especial para el Señor, Él te ama con amor eterno. Enfócate en Cristo y descansa en Su presencia.
“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá” (Salmo 27:10).
Bendiciones