B. Flores
El siervo vigilante
En Lucas 12:35-48 Jesús extiende su oración con una cuestión que surge consecuentemente después de advertir contra la codicia y a la misma vez nos insta a reflexionar en cómo debe ser nuestra manera de vida o comportamiento. En Su mensaje, Él se adelanta hacia el futuro, o sea hasta el tiempo de su segunda venida para establecer Su Reino de gloria. Nadie sabe cuándo será el retorno del Señor; lo único que sabemos por medio de Su Palabra es que llegará como un relámpago, rápido y en cualquier momento. Es por esa razón que debemos mantener nuestras lámparas encendidas y con mucho aceite en reserva.
El Señor nos compara como a lámparas encendidas, eso significa estar siempre preparados y alertas, nunca apagados. Que no se apague el fuego en nuestros corazones porque hay promesas para los que esperan en el Señor, es un orden establecido por Dios, pues Su anhelo es que no perezcamos.
El Señor es fiel en Su Palabra y en ella no hay mentiras. “Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Hebreos 6:17-20).
En este mensaje de reflexión, el Señor nos manda a que nuestras lámparas estén encendidas, no apagadas. El anhelo de Dios es que estemos siempre alertas a tiempo y fuera de tiempo para no caer desapercibidos. La palabra desapercibidos significa inadvertidos. El Señor Jesucristo nos advierte que estemos alertas y preparados porque estamos viviendo en medio del tiempo de la primera venida y la segunda venida de Cristo.
“Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida”.
Estas Palabras proféticas de parte del Señor van dirigidas a todos y hay una advertencia para todos, los que se benefician son los que por fe siempre tienen sus lámparas encendidas.
Aquí les voy a compartir unos pasos de los tantos pasos que nos ayudarán a mantenernos firmes, preparados y ceñidos hasta que venga el Señor.
- Estar atentos, vigilantes, alertas y con los ojos bien abiertos.
- Permanecer vestidos para la acción, que nuestros vestidos siempre permanezcan limpios, sin manchas y sin arrugas.
- Esperar en Él, el que espera mantiene su lámpara encendida. Esperar con perseverancia y no con impaciencia “aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos.
- No dormirse.
- Arrepentimiento de corazón, que el fuego del Señor siempre permanezca en el corazón.
- Estad siempre gozosos.
- Orad sin cesar. 1 Tesalonicenses 5:17-18
Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.
Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá.
Amantísimo Padre Celestial, Padre Eterno, Tú que moras en las Alturas y en el corazón que te busca en espíritu y en verdad. Hoy vengo ante tu presencia para darte las gracias por tu Palabra de vida. Ayúdame a vivir una vida conforme y aprobada a tu voluntad. Señor, Tú eres mi Luz y sin ella andaría vacía, sin rumbo y sin dirección. Tu Luz es tan poderosa que aunque camine en medio de los problemas y la oscuridad, Tu Luz me hace brillar y me guía a caminos firmes. Ayúdame a ser luz. Que mi lámpara y las lámparas de todo aquel que esté leyendo este mensaje siempre se mantengan encendidas por medio del Poder de tu Palabra. Amén.
Escrito: El 30 de Junio 2014
