Entonces vinieron a Él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a Él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Marcos 2:3-5
Una fe real y verdadera tiene el poder para vencer todo obstáculo, este tipo de fe no se acomoda ni mucho menos espera para ver qué pasa. Una fe real y verdadera es una fe atrevida y sin límites. La Biblia nos habla acerca de los cuatro hombres que trajeron al paralítico para que Jesús lo sanara. Dice la Palabra de Dios que ellos “como no podían acercarse a Él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico” (Marcos 2:4, RV60). Ante la dificultad de llegar hasta Jesús, debido a la gran multitud que se aglomeraba a la puerta de la casa, estos cuatro hombres decidieron romper el techo de la casa y así bajar al paralítico hasta donde estaba Jesús predicando.
No sabemos los nombres de estos hombres, lo único que sabemos de ellos es que, fueron movidos por fe y compasión hacia el hombre paralítico. Ellos prosiguieron llegar ante el Maestro cueste lo que le cueste; esa es la fe que le agrada a Dios.
“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan” (Hebreos 11:6, NVI).
Lo que le agrado más a Jesús fue ver cómo ellos accionaron su fe; y por eso, ellos recibieron su recompensa. Esa certeza de fe tocó el corazón de Jesús de tal modo que le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados. A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa”. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa” (Marcos 2:11-12).
Una fe real y verdadera no se detiene, mas bien, es atrevida y vence todo obstáculo. Los cuatro hombres no se detuvieron, no se pusieron a pensar que ya no había lugar para ellos, no se dejaron vencer por la imposibilidad. Ellos no bajaron la guardia; ellos buscaron la manera para entrar en el lugar donde estaba Jesús a como dé lugar. Ellos no renunciaron al milagro que Jesús iba a hacer con el paralítico. Ellos se movieron por fe.
Mensaje de Dios Escrito por Bv. Flores www.ministeriosdesanidad.org
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